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Manuel Vicent evoca el "salto mortal" del amor en 'Cuerpos sucesivos'

El escritor presenta su última novela por primera vez en Valencia

Ferran Bono

La historia surgió a partir de una imagen: Una mujer, en el trance más profundo del placer, invoca un nombre desconocido. "Luego imaginé que existía ese hombre; que cada vez que la mujer gritaba su nombre iba tomando cuerpo". Así explicó ayer Manuel Vicent el origen de su nueva novela, Cuerpos sucesivos (Alfaguara), en la que "el salto mortal" de la literatura le permite hacer creíble una historia de amor, entendido como una "pasión al borde del acantilado".

Al inicio de su intervención en el concurrido salón de actos de la Fnac de Valencia, el autor de Tranvía a la Malvarrosa mostró su satisfacción por presentar su más reciente novela por primera vez en Valencia, antes que en Madrid o Barcelona. La presentación contó con la participación de los escritores y periodistas Fernando Delgado y Juan Cruz (también editor), además de la lectura de diversos textos de la novela realizada por la actriz Cristina Plazas.

Vicent rechazó que se trate de una novela erótica, según le había apuntado Delgado, al menos en el sentido más tradicional del término, si bien aceptó el adjetivo en su lectura "rigurosa" y etimológica. "Eros es vida y la novela es vital, sensual, sentida", matizó, al tiempo que aseguraba que los "cuerpos y las carnes están involucrados" en la historia que, sin embargo, también habla del espíritu. Porque el espíritu es el "punto inmaterial donde se encuentran los cinco sentidos", según la definición que dio el colaborador de EL PAÍS.

En Cuerpos sucesivos se despliega una amplia gama de placeres. Hay una relación violenta "como una forma para poseer el alma", más que sadomasoquista, anotó el autor Vicent, quien afirmó que sin la poesía el libro podría ser "vulgar". De hecho, la poesía está muy presente a lo largo de la novela, que transcurre en gran parte en la Residencia de Estudiantes de Madrid, no sólo por el estilo narrativo, sino por la inclusión de referencias, de guiños y pequeños homenajes a poetas como San Juan de la Cruz, Pedro Salinas o Luis Cernuda. Del primero alabó Vicent su insuperable excelencia después de hacer hincapié en algunos aspectos de la obra del místico que abundan en su idea del ascetismo como uno de los caminos para llegar al espíritu. Así, recordó las referencias indistintas a veces al amado otras a la amada o a los ciervos heridos o vulnerados. "San Juan es un morboso, un salido, pero es el máximo poeta de la literatura castellana", comentó con humor en medio de alguna carcajada que arrancó del público.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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