Antonio Edo Mosquera, dibujante y cartelista

La mayoría de quienes recuerdan el trabajo de Antonio Edo Mosquera (Valencia, 1920), fallecido el 31 de enero de un fallo cardiaco en la ciudad que le vio nacer, tienen en su memoria las imágenes de Caperucita Encarnada, una historieta que el dibujante firmaba con el seudónimo de Edgar. Fue aquél un personaje que durante muchos años ocupó la contraportada en color del semanario Pumby, revista publicada por Editorial Valenciana que marcó toda una época en la historia del tebeo infantil durante el franquismo. Era Caperucita Encarnada, y no roja, por las connotaciones que el rojo tenía para el régimen y teniendo en cuenta que Edgar, como defensor intelectual y activo de la causa republicana que había sido, no se podía permitir ciertas licencias.

Como dibujante, ilustró miles de páginas de historietas, fundamentalmente para Valenciana, con quien colaboró casi hasta su desaparición, en 1984. Creó otros personajes como Cipriano Metomentodo o Gonzalo Gonzales. Sin embargo, es esa caperucita que, con sus amigos Conejín y Tortuguita, derrotaba episodio tras episodio al lobo y que cuyo estilo se caracterizaba por la "placidez, inmutabilidad, equilibrio y poesía", en palabras de Pedro Porcel (autor de la reciente Clásicos en Jauja. Historia del tebeo valenciano, premio Yellow Kid 2002), "la creación por la que siempre debería ser recordado".

Pero la historia profesional de Antonio Edo, que durante la República fue miembro destacado de la FUE, empezó como cartelista, y como tal mantuvo una estrecha relación con el círculo de artistas progresistas valencianos que formaban Renau, Ballester, Pérez Contel o Gori, entre otros. Decantado por la causa republicana, frecuentó el taller de Artes Plásticas de la Alianza de Intelectuales Antifascistas durante la Guerra Civil, y algunos destacados carteles propagandísticos de este periodo fueron obra suya. Acabada la contienda, optó por permanecer en España a pesar de las represalias.

La historieta, la pintura de caballete, el cartelismo e incluso la ilustración fallera le mantuvieron activo hasta su muerte a los 83 años de edad.-