"El arte 'chano' se hace en todo el mundo, aunque tenga otro nombre"
Miki Leal, sevillano de 28 años, forma parte de una generación de artistas que ha nacido y está creciendo libre, sin complejos y sin el encorsetamiento que, hasta hace poco más de un lustro, se intentaba aplicar desde las aulas de las facultades de Bellas Artes y, después, desde el escaso mercado. El artista, que expone individualmente desde 1998, forma parte también de The Richard Channin Foundation, un equipo formado junto a Juan del Junco y Fer Clemente en 2000. El histórico retraso, alrededor de medio siglo, que la sociedad ha vivido siempre respecto al arte que producen sus coetáneos parece acortarse también en Andalucía. Prueba de ello es la carrera ascendente que protagoniza este joven artista, amigo de epatar al espectador. Miki Leal
"El hecho artístico no es la producción de una obra, sino la elección de un objeto o imagen"
ha obtenido el primer premio del Certamen Andaluz de Artes Plásticas 2002, un concurso organizado por el Instituto Andaluz de la Juventud para artistas de 18 a 30 años
que hayan nacido o que residan en la comunidad. El galardón, dotado con 2.400 euros, se suma a otros que ha obtenido como el primer Premio para Artistas Jóvenes de la Fundación El Monte (1998) o la beca Ayuda para la Creación Artística 2002, una de las cuatro que concede la Consejería de Cultura de la Junta y que está dotada con 6.000 euros.
Pregunta. El uso de materiales pobres y la continua elección de temas cutres en su obra ¿es rebeldía o forma parte de una estética perfectamente definida?
Respuesta. Lo que nosotros, desde The Richard Channin Foundation, llamamos la estética chana comenzó siendo una apuesta novedosa para el panorama local en el que comenzamos a trabajar. Pero, en cuanto nos movimos un poco y vimos lo que pasaba fuera de España nos dimos cuenta de que el arte chano se hace en todo el mundo, aunque tenga otro nombre.
P. ¿Podría explicar por qué le pusieron ese nombre al equipo del que forma parte y qué es arte chano?
R. El nombre es el de uno de los personajes de la serie de televisión Falcon Crest, una serie que nos enganchó a los tres cuando éramos pequeños. Como los personajes del culebrón, nosotros apostamos por lo artificial, por los paraísos de plástico, los placeres inmediatos, la estética cutre y la sociedad de consumo. Juan Lacomba -artista y comisario de exposiciones sevillano- lo explicó muy bien en un texto que escribió para la exposición Proyecto para un oasis que presenté en la galería Isabel Ignacio en 2000.
P. Lacomba habla de narcisismo, de la predilección por marcas de ropa de diseño, de ternura y de una acumulación de imágenes tan imprevistas como las que precedieron al pop inglés y americano.
R. Sí, él lo explica diciendo que son códigos y desechos de la memoria individual moderna que yo personifico en mi obra y que poseen su propia lógica descifratoria.
P. El jurado del Certamen Andaluz de Artes, al que este año se han presentado 76 artistas, premió su instalación El paisaje precocinado, una obra compuesta por 32 piezas que en realidad parece un jeroglífico, ¿lo es?
R. La verdad es que esa instalación es un trozo de mi proceso creativo, es como mostrar una receta en un restaurante. Son pinturas, fotografías, dibujos, recuerdo u objetos que voy pinchando en una pared de mi estudio y que me sirven de referencia para ir creando obra nueva. Hice una foto del conjunto, que ocupa siete metros, y después he diseñado un croquis muy preciso para colocarlo todo tal y como estaba. Hay un tema central que son las imágenes robadas, en este caso es lo country, con el anuncio del cowboy de Marlboro; también aparece el hongo de la explosión de la bomba atómica en Hiroshima. Lo que hago tiene relación con la pintura subjetiva del norteamericano Richard Prince, para quien el hecho artístico no es la producción de una obra, sino la elección de un objeto o imagen.
P. La ironía a veces es muy sutil, ¿no teme que el público se quede en lo superficial y no llegue a comprender que su intención última es una crítica a aquello que parece ensalzar?
R. La verdad es que mi obra funciona a distintos niveles o, por lo menos, eso me dice la gente. Tiene algo muy tierno, sentío, que llega a todo el mundo. No hace falta que conecten con la crítica a los paraísos artificiales, ni con mi idea de usar elementos figurativos para crear composición abstractas.
P. Plásticos, dibujos a bolígrafos, posters eróticos de los que hacen las delicias de los camioneros, ¿no le preocupa que el uso de materiales innobles ahuyente a los posibles compradores?
R. Cuando estoy trabajando no pienso en eso. Me preocupa a posteriori, pero no intento remediarlo. Al contrario, cada vez rizo más el rizo y, por lo tanto, tengo menos posibilidades de hacer piezas que se vendan.
P. ¿Siente que su generación se ha liberado del concepto estético del arte contemporáneo?
R. Creo que si. Me gusta investigar sobre lo feo, trabajar con colores que no combinan. Eso es lo que decía antes que está ocurriendo a nivel internacional y no sólo con el arte, sino también con la moda. Uno de mis proyectos, junto a José Miguel Pereñíguez y Fer Clemente, es hacer un remake español de la obra Art Now, un libro en el que Taschen selecciona a los 137 mejores artistas del mundo. Nuestra versión serán los 137 mejores de Andalucía.
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