La mala puntería condena al Valladolid
Mané nunca imaginó que con tan poco pudiese conseguir tanto. Pero a veces el fútbol se reduce a una mera cuestión de puntería y ayer en Zorrilla sólo fue eso. El Alavés ganó por estadística -tres goles cazados en cuatro intentos- al Valladolid, cero de diez, y no le superó en nada más. Incluso los aciertos se produjeron en momentos de gran valor estratégico, en las fases en las que el rival se agrandaba y el Alavés comenzaba a tener la imagen propia de su comportamiento, la de un equipo rácano y sin casi aspiraciones ofensivas. El Valladolid, que estaba destinado a estrellarse contra los centrales rivales, terminó estrellado contra sí mismo, contra su escasez de recursos en el remate y contra el infortunio.
VALLADOLID 1 - ALAVÉS 3
Valladolid: Bizarri; Torres Gómez, Gaspar, Mario, Marcos; Colsa (Ciric, m.64), Jesús; Chema, Óscar , Aganzo (Pachón, m.72); y Sales. Alavés: Dutruel; Edu Alonso, Karmona, Abelardo, Téllez, Llorens; Jordi Cruyff, Turiel (Nacho, m.56) , Helguera, Magno (Geli, m.71); y Rubén Navarro (Iván Alonso, m.87). Goles: 0-1. M. 19. Rubén Navarro lanza un libre directo que Bizarri no acierte a despejar. 0-2. M. 78. Llorens se escapa en un rápido contraataque, cede a Rubén Navarro que desde el punto de penalti bate a Bizarri con un disparo pegado al palo. 1-2. M. 86. Ciric remata un contragolpe llevado por Sales. 1-3. M. 90. Iván Alonso remata tras un rechace de Bizarri. Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó a Óscar, Téllez, Helguera, Turiel, Karmona, Jordi y Bizarri.Unos 11.000 espectadores en Zorrilla.
El planteamiento de Mané pintaba un choque feo. Tres centrales, Luis Helguera y Turiel por delante para apuntalar, y el resto enfangados en alargar la presión a lo largo de todo el campo. Ése era el Alavés y, de ahí hacia adelante, sólo lo que pudiese caerle a Ruben Navarro. Pasó mucho tiempo hasta que le cayó algo, porque el Valladolid tuvo una idea brillante para despachar la presión. Moré colocó a Chema, el teórico interior derecha, entre las dos líneas defensivas del cuadro vitoriano. A Chema no se le esperaba, y menos así, pero el revuelo que armó puso a todo el mundo en estado de excepción, porque comenzó a crear ocasiones de gol a diestro y siniestro. En ésas le cayó el primer balón con peligro a Rubén Navarro en forma de libre directo que se coló por la escuadra ante la fragilidad de las manos de Bizarri.
El Valladolid cayó desplomado y sin saber dónde buscar la reacción. Chema dimitió porque los centrales ya sabían donde podían encontrárle y los demás se quedaron huérfanos. El tiempo pasó casi cadencioso para el Alavés, que en un nuevo ejercicio de puntería fraguó el segundo gol en el tercer balón franco que le cayó a Ruben Navarro, que antes había estrellado un disparo en la madera. El gol de Ciric llegó demasiado tarde y a los de Mané les dio tiempo para anotar el tercero en una jugada estúpida del Valladolid, que convirtió una falta a favor al borde del área en un contragolpe de tres contra nadie.
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