Viejos
Algo que gusta mucho a los norteamericanos es llamar viejos a los europeos. Gozan saboreando la idea de una Europa vetusta mientras pronuncian poco a poco el desdén. Dentro de la cesta "Vieja Europa" se incluyen gustos raros, actitudes políticas enervantes, patrimonios estéticos abrumadores, matizaciones fastidiosas, que definen, en general, a un socio difícil de tratar. El menosprecio que la ruda pragmática norteamericana merece a los exquisitos europeos se corresponde con el hastío que a los norteamericanos provoca la premiosa retórica europea. Muchos norteamericanos al estilo de Donald Rumsfeld sienten que ellos son el presente activo mientras Europa un parque de jubilados. Con esto saldan un cúmulo de tropiezos. Las ideas europeas son peores porque siendo a menudo proteicas ralentizan la velocidad de circulación y el movimiento productivo del mundo. Europa tendría su época en los tiempos de la escritura a mano, pero en el universo audiovisual ellos son los jueces y los amos. ¿Europa una alternativa a Estados Unidos? Claro que no: Estados Unidos es el futuro y cualquier otro sistema conlleva regresión.
De esta manera, Bush y su Gobierno tienen que soportar a líderes europeos tan gordos y quisquillosos como Schröder o Chirac. De acuerdo que habrán leído más libros, pero por esto mismo son estructuralmente más anticuados. Los norteamericanos ni necesitan estudiar mucho ni viajar demasiado porque el mundo a conocer son ellos mismos. Entiéndase: no basta ser norteamericano para lograr plenamente la actualidad, pero resulta imposible ser contemporáneo sin convertirse en norteamericano. He aquí el postulado y, a partir de él, se entenderá lo difícil que le resulta a Bush conservar la paciencia. Los norteamericanos son los jóvenes por antonomasia, lanzaron la cultura universal de la juventud, enaltecieron el modelo moral y mental del joven. Ante ellos, Europa chochea y hasta arrastra los pies cuando pretende crecer. ¿Cómo esperar que fije el sentido del mundo? Acaso sólo una sólida unidad europea haría a Estados Unidos vacilar, pero ¿qué muestra más clara de un mueble desvencijado que contemplar sus diferentes patas orientadas hacia aquí y hacia allá?
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