_
_
_
_
OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Gibraltar

Como británico residente en Almería, el artículo de A. R. Almodóvar me entristece. Me entristece su ira, dirigida no sólo a Gibraltar, sino al Reino Unido, pero sobre todo me entristece el hecho de que muestra claras señales de sentir impotencia, lo que implica un cierto grado de complejo de inferioridad. Da la impresión de que se ve, como español, sin recurso ante la potencia imperial de Su Majestad Británica, ejercida a través de sus "extraños hijos" en Gibraltar.

Permítame asegurarle que no hay razón ninguna para tal actitud, que tal vez habrá sido válida hace 100 años, pero no ahora. No creo que exista en el Reino Unido, ni en su gobierno, ningún sentimiento hacia España que no la respete como un país amigo y del mismo rango. Entonces, ¿cuál es el problema con Gibraltar, que hace peligrar la amistad que debe existir entre nuestros pueblos? Claro que todos sabemos que España considera que Gibraltar debe ser suya. No se puede objetar a esta consideración por sí; la cuestión para España es: ¿Cómo conseguirlo? Es el mismo reto que tiene la República de Irlanda, quiere incorporar a Irlanda del Norte. Después de 80 años de reclamarla como un derecho, que solamente sirvió para provocar una reacción furiosa de parte de los protestantes del Norte, se dio cuenta de que solamente se conseguiría por la voluntad mayoritaria de los norteños, y que para convencer a éstos se necesita paciencia y ninguna provocación, sino el reconocimiento como personas que tienen derecho a opinar. Ahora le pregunto al señor Almodóvar: ¿Por qué los gibraltareños habrán tratado tan mal a los ecologistas y periodistas que invadieron sus aguas? Le aseguro que no fue porque son salvajes, ni mucho menos porque fueron azuzados por la reina Isabel o Tony Blair. Reaccionaron así porque se sienten permanentemente amenazados por España, un país con el cual podrían tener muy buenas relaciones personales y comerciales, y con el cual el Reino Unido tiene el más fuerte interés en cultivar como amigo. Como el señor Almodóvar bien sabrá, el gobierno franquista trató de obligar a los gibraltareños por el ya desacreditado método del encierro. Esa funesta política destruyó para mucho tiempo todo acercamiento y, por eso, la posibilidad de que Gibraltar se hubiera vuelto a España por su propia voluntad. Para empezar a recobrar el tiempo perdido hay una condición esencial, que España acepte el derecho de los gibraltareños a tener opinión propia. Artículos iracundos que ningunean a los habitantes de la roca, solamente entorpecen aún más las posibilidades de reunirla con España. Veo en el artículo un deseo inmoderado de encontrar culpables a los gibraltareños de toda desgracia que ocurra. Su referencia al trágico hundimiento de la gabarra me es inexplicable, ¿estará insinuando que fue hundido por los malvados llanitos? Cierto es que tan lamentable suceso sólo muestra que pueden ocurrir vertidos de petróleo en los buques de todas las naciones y en todos los puertos. Para terminar, otra pregunta: Si un grupo de ecologistas y periodistas ingleses hubiesen invadido el puerto de Barcelona, ¿habrían recibido mejor tratamiento?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_