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DRAMÁTICO FINAL DE LA DESAPARICIÓN DE DÓNOVAN

11 meses de búsqueda desesperada

Durante 11 meses ha habido numerosas acciones para dar con el paradero de Dónovan Párraga. Una masiva pegada de carteles, pancartas en los estadios de fútbol y la foto del chaval en los envases de una marca de yogures han sido algunas de las iniciativas emprendidas en esa desesperada búsqueda que ayer concluyó.

Ocho millones de yogures de la marca Pascual se distribuyeron en las tiendas el pasado octubre, imitando una acción muy común en Estados Unidos con niños desaparecidos. Fue dentro de una campaña impulsada por el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid para intentar acabar con tantos meses de angustioso silencio.

Empresarios, asociaciones de vecinos, compañías de transporte y un grupo de famosos colaboraron durante dos meses en la búsqueda de Dónovan. Las llamadas se sucedían con cuentagotas y las esperanzas de Gloria y Paco, sus padres, se mantuvieron vivas.

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Dónovan era hincha del Atlético de Madrid y este equipo no dudó en sumarse al llamamiento. Una enorme pancarta con la imagen del chaval y unos números de teléfono se desplegó en el fondo sur del estadio Vicente Calderón. Pero el Real Madrid tampoco se quedó atrás. En el estadio Santiago Bernabéu también hubo un recuerdo para el niño e incluso los jugadores le regalaron a Paco un camiseta firmada por todos ellos para cuando Dónovan regresara a casa. Roberto Carlos, de quien Dómovan se declaraba admirador, incluso se prestó a hacer un llamamiento a quien pudiera aportar alguna pista.

Nunca un chaval desaperecido contó con un llamamiento tan masivo. Un total de 250.000 carteles con su imagen y descripción física fueron repartidos por más de 240 empresas y colectivos de la región. La imagen de Dónovan se exhibió en 60.000 comercios madrileños, en cerca de 16.000 taxis y en más de 200 camiones de transporte por carretera, así como gasolineras, talleres de automóviles, concesionarios, zapaterías y cines de la región. Otras ciudades de España también se sumaron a estos gestos por saber algo del chaval, que una tarde se marchó de su casa, en la urbanización La Beltraneja, de Trijueque (Guadalajara).

Gloria y Paco, a pesar de su separación conyugal, dejaron a un lado sus diferencias para acudir juntos a todos los programas de radio y televisión que reclamaban su presencia. Los padres de Dónovan han permanecido pegados a sus teléfonos móviles facilitando información a la prensa y escuchando a todo aquel que aseguraba saber algo de su hijo.

Mientras toda esta campaña se desplegaba, Gloria insistía una y otra vez en que su hijo iba a aparecer. "Yo le siento vivo. En ningún momento se me ha pasado por la cabeza la idea de que haya muerto. Cada día, cuando me levanto, pienso qué más puedo hacer para que mi hijo vuelva a casa".

Gloria también recordaba las últimas palabras que cruzó con Dónovan antes de que éste se encaminara a clase de yudo aquel 27 de febrero. Y contaba cómo se dieron un abrazo tras una discusión a causa de una travesura. "Dónovan cerró la puerta aquella tarde vestido con un pantalón vaquero azul y un jersey blanco a juego con las zapatillas", contaba la madre. La misma ropa que ayer fue hallada en el pozo negro donde estaban los restos del chiquillo.

"Si Dónovan no está en casa es por culpa de todos: de los padres, de los educadores y de los psicólogos", se lamentaba Paco ante la falta de noticas veraces. "Dónovan es un chico muy tímido y muy sereno. Hablar con él es sencillo. Si alguien le ve, que se acerque, no tendrá una reacción violenta", añadió.

"Todas las semanas recibimos no menos de 12 o 14 llamadas de personas que dicen haberlo visto", explicaba Paco. "Nos han contado que lleva el pelo corto, que viste casi siempre con un chándal azul y que parece mantener una actitud de despiste", añadía. Algunas de esas llamadas a las que Gloria y Paco se agarraban les decían que el chaval iba "acompañado de chicos dos o tres años mayores que él".

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