Pánico en el gol norte
Hinchas de ideología neonazi actúan impunemente en el Camp Nou
Ropa deportiva, gorras negras, el cuerpo tatuado y un par de gritos de guerra: "Sieg hail" (el saludo nazi) o "Barça o muerte". El perfil responde a una docena de hinchas de ideología neonazi, denominados casuals y expulsados hace dos años de los Boixos Nois, que se han adueñado del gol norte del Camp Nou con el terror agrediendo a jóvenes de grupos moderados, socios y últimamente a periodistas. Fue eso lo que sucedió en el último partido ante el Valencia donde hubo destrozos en el mobiliario del estadio, se lanzó una bengala y hubo una razzia contra informadores. La policía investiga si el aficionado que arrojó la bengala es H.F, líder de los casuals y que, según las mismas fuentes, fue el mismo que agredió a dos cámaras hace un año en un partido ante Osasuna. Teóricamente, desde entonces, está expulsado del club, pero en un entrenamiento para preparar el partido del último clásico fue visto entre el público ante la pasividad de la seguridad privada del Barcelona.
Tres socios han reunido firmas para denunciar al grupo y exigir más seguridad en el estadio
Tras la sanción de ayer de la Comisión Antiviolencia por el lanzamiento de la bengala, la junta se apresuró a afirmar que trasladará toda la documentación filmada a la policía para que adopte todas las medidas oportunas. "Es un problema antiguo, esperamos identificar a los agresores y nuestros servicios jurídicos están trabajando para expulsar a estos socios", señalaron anoche fuentes del club. Los incidentes, sin embargo, se repiten cíclicamente cuando se produce una derrota. Los radicales actúan impunemente ante la pasividad del presidente, Joan Gaspart, que tiene el carnet de socio número uno del colectivo. La propia página web de los boixos incluye, en el apartado para captar socios, una fotografía de Gaspart luciendo una bandera. En el pie de la misma se detalla su condición.
Primero aficionados, vigilantes de seguridad, empleados del club; ahora periodistas. Casi nunca hay denuncias en el juzgado por miedo y porque el Barça se ofrece sólo a actuar en calidad de testigo. Tres seguidores denunciaron el lunes a través de una carta pública el pánico que tienen que soportar y la reacción de los radicales no se ha hecho esperar: en el foro abierto de la página de los boixos hay amenazas contra ellos y periodistas firmadas con la frase Barça o muerte, el distintivo de los casuals.
El grupo ha provocado esta temporada al menos tres incidentes de carácter grave: apaleó a hinchas del Brujas en el partido de vuelta de la Liga de Campeones por tener buena relación con las Brigadas Blanquiazules, los seguidores radicales del Espanyol (en la página parecen fotografías de los incidentes en la Travessera de les Corts) y destrozaron un bar de Riazor blues, una peña de aficionados del Deportivo, el pasado mes de octubre. Ese día, trece de estos seguidores casuals viajaron en el avión el equipo a A Coruña donde se encontraron con miembros de un grupo neonazi internacional denominado Combat-18, con implantación en países tan distantes como Italia, Rusia o Estados Unidos. "Los diarios de A Coruña hablaban del terror de los 25 socios del Barça. No saben que el terror lo provocan en realidad la suciedad roja de los socios del Deportivo, también conocidos como Turcos, sucios", rezaba un reciente artículo de este grupo xenófobo en Internet. Los últimos incidentes sucedieron el sábado: en la primera parte se lanzó una bengala; en el descanso hubo serios daños (rompieron un bar, las barandillas y los muros para hacer estando el estadio) y tras el encuentro se produjo la agresión en cadena en el vestíbulo del estadio contra periodistas, en la que un fotógrafo resultó herido y dos cámaras de televisión y una unidad móvil destrozadas. Justo en ese momento se estaba produciendo una protesta pacífica contra Gaspart. "¡Cómo corrían!", dijo uno de los implicados el lunes en un bar. "Fuimos allí a divertirnos un rato".
Los casuals se denominan de esa forma porque decidieron vestir con ropa deportiva de esa marca y dejaron de llevar bufandas y otros distintivos azulgrana para pasar inadvertidos para la policía. El colectivo empezó a distanciarse de los boixos en 1994 cuando éste grupo se convirtió en la peña oficial del club y renunció explícitamente a la violencia. El punto de inflexión se produjo en 1997 cuando se vio lo nunca visto: el Camp Nou guardó un minuto de silencio en memoria de Sergio Soto, que estaba en prisión acusado de asesinar a un travestido en el parc de la Ciutadella, en Barcelona. La junta accedió a la petición al ser amenazada con causar serios altercados y brindar apoyo al Elefant Blau (grupo opositor a Núñez).
Dos años después y hartos de los múltiples incidentes, boixos comunicó a casuals, en un partido ante el Athletic, en enero de 1999, que quedaban expulsados. Su respuesta fue agredir a aficionados, empleados y a un equipo de jugadores suramericanos que estaba en el Camp Nou presenciando el encuentro. La situación ha ido a peor: estos jóvenes, que consumen droga constantemente en los partidos y que saludan el himno del Barça con el brazo en alto, han acabado por aterrorizar a quienes tienen su butaca en el gol norte y aledaños. Dos de estos seguidores radicales han dejado de ir al estadio: están también en prisión acuados de asesinato.
Quejas de los socios
"Soportamos insultos y agresiones desde hace tres años. No hay ninguna medida de seguridad del club para proteger a quienes pagamos nuestro abono rigurosamente. La mayoría entran sin entrada y sin pagar y el señor Gaspart los conoce perfectamente", explica uno de los tres socios que el sábado recogió un centenar de firmas y que se identifican solo con su número de carnet para protegerse. Gaspart condenó el domingo los hechos de forma sucinta. En abril pasado, antes de la semifinal de Liga de Campeones contra el Madrid, llegó a decir: "Lo primero que haré cuando deje la presidencia será irme seis meses con los Boixos Nois para volver a ser el forofo apasionado que he sido toda la vida".
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