Grazalema: oda a la especulación
El pasado día 17, un artículo de Juan de Dios Mellado presentaba a Grazalema como un ejemplo a seguir en la lucha contra la especulación urbanística que asola Andalucía. Dicha afirmación sólo puede hacerse bajo el desconocimiento absoluto de la realidad de Grazalema o bien bajo encargo del partido al cual representa el alcalde del citado municipio (PSOE).
Quienes somos del lugar sabemos que el señor Mateos puede ser, junto con el concejal de Urbanismo de Ronda, una de las personas que más ha favorecido la penetración de los intereses especulativos en la comarca. A los hechos me remito: el alcalde de Grazalema otorgó licencias para demoler un edificio histórico protegido de una plaza del pueblo para construir un hotel de cuatro plantas (dos más de las permitidas) y por ello, la Consejería de Cultura ha sancionado al Ayuntamiento con 3.000 euros de multa.
Pero ahí es nada: justo enfrente del pueblo, en el paraje conocido como Los Alamillos y en pleno corazón del Parque Natural, se levanta un mamotreto de hormigón en suelo no urbanizable que resulta ser un hotel de cuatro estrellas, cuando se había pedido licencia de "albergue de montaña para actividades juveniles sin ánimo de lucro"; para consumar semejante barbaridad, se crea una empresa ficticia, cuyo presidente es el propio alcalde, para aparentar que se está construyendo un equipamiento social, pero se firma un contrato con una empresa privada (Hoteles con Encanto) que es quien realmente construye el hotel. Cuando Ecologistas en Acción presenta pruebas de que se está construyendo un hotel, se chantajea a la Junta para que lo "autorice" cuando está ya construido y no le sancione (al fin y al cabo es un alcalde del PSOE) y, así, el hotel ya lleva un año funcionando. Por ello, la asociación ecologista ha abierto varias iniciativas judiciales, entre las que destaca la denuncia contra el alcalde de Grazalema por prevaricación por no acatar la orden de paralización de la Consejería de Medio Ambiente.
Pero es que aún hay más: en la revisión de las normas subsidiarias, con una población estabilizada en torno a los 2.300 habitantes, el Ayuntamiento pretendía aumentar el suelo urbanizable en 253.500 metros cuadrados o sea, duplicar el pueblo. Igualmente, pretendía cuadruplicar (sí, sí, han leído bien) la pedanía de Benamahoma con la construcción de 517 nuevas viviendas. Y todas las construcciones previstas se hacían con una tipología ajena a la tradicional de un "pueblo blanco", importando el modelo de la urbanización de segunda residencia que predomina en la Costa del Sol.
Dichos planes fueron abortados por la fuerte y única oposición que ejerció Ecologistas en Acción en la Junta Rectora del Parque Natural y en las distintas fases administrativas presentando 236 alegaciones a semejantes despropósitos. Y para conseguir tal hazaña, los ecologistas tuvieron que pedir amparo al Defensor del Pueblo Andaluz, quien se vio obligado a dar un ultimátum al alcalde para que facilitara la información pública urbanística que habían solicitado.
Pero si todo esto indigna, más escandalosa aún es la actitud que Antonio Mateos adoptó contra los ecologistas, en la práctica los únicos opositores a los proyectos especulativos en la serranía: inició una campaña de desprestigio y de coacciones personales contra los representantes de Ecologistas en Acción en la Junta Rectora del Parque Natural llegando a proponer sin éxito que Juan Clavero fuese declarado "persona non grata".
Si este es el ejemplo que debe cundir, me hecho a temblar. La especulación urbanística que ha devorado el litoral andaluz se adentra ahora en nuestras serranías y Grazalema es un referente a no imitar.
(Todas las afirmaciones que contiene esta carta están pertinente documentadas. Es más, este mismo periódico se hizo eco de esta problemática el 28 de enero de 2002 con el reportaje La amenaza de los ladrillos de José María Montero).
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