Aznar proclama que sólo el PP garantiza "la estabilidad, la cohesión y el centro"

José María Aznar proclamó ayer que sólo el Partido Popular es capaz de "garantizar la estabilidad" de España y que es el único que tiene "una idea de España que la mayoría de los españoles comparte". También reclamó para el partido que preside la exclusiva en la defensa de "una España fuerte, servida por instituciones fuertes", concebida como "una nación plural" pero "donde nunca tengan cabida los guetos culturales e identitarios". Y aseguró que sólo el PP apuesta por la "cohesión social y territorial". Por todo eso, y porque es el único "capaz de hacer una política eficaz cercana a las personas", Aznar concluyó, al clausurar la convención de preparación de las elecciones del 25 de mayo, que el PP es el "centro reformista".

"Estabilidad" fue la palabra que con más insistencia utilizó ayer el líder del PP para explicar a los suyos cómo deben definir a su partido, a su Gobierno, y a la oferta electoral de los populares. La estabilidad le sirvió para hablar de economía; de la Constitución; del Estado de las autonomías; de sus últimas reformas legales por la ley y el orden; de su partido, que es el único "serio y predecible", y hasta del centro que Aznar reivindica como propio dentro del espectro político.

Equiparó la "estabilidad económica" al "progreso" y argumentó que "la tarta de la renta de los españoles es hoy un tercio mayor que en 1996" y que "uno de cada cuatro empleos se ha creado" en los años de Gobiernos populares. Además, ese empleo y ese crecimiento económico es lo que permite "pagar mejor educación, garantizar las pensiones y la sanidad". Y cerró el círculo al concluir que esa estabilidad es lo que garantiza "el progreso y las oportunidades" que definen, precisamente, al centro.

Defendió la "estabilidad constitucional" porque "no hay razón para replantear las bases de la convivencia" en España. "Porque la Constitución es la solución y no el problema, y su estabilidad la garantía de nuestros éxitos". Ante tamaña constatación, Aznar preguntó a los suyos: "¿Por qué desperdiciar esfuerzos en cuestionar una estabilidad que nos proporciona fortaleza?". Esa estabilidad constitucional es también una muestra del centro que Aznar reclama para el PP.

La estabilidad autonómica se resume en la afirmación de que "el Estado de las autonomías ya está construido, y ahora lo que necesita es vertebración y cohesión". El PP no está dispuesto pues a avanzar ni un paso más en el desarrollo autonómico, sino que defiende apoyarse en la "estabilidad" del actual modelo, pues "es el que hace posible la libertad, la igualdad y la vertebración del territorio". Y ¿hay algo más centrado que la libertad y la igualdad?

Las últimas reformas legales de su Gobierno por la ley y el orden también tienen, pese a la contradicción semántica, vocación de estabilidad. "No hay nada más necesario que la estabilidad y la permanencia de las leyes", proclamó sólo dos días después de que el Consejo de Ministros diera luz verde a la amplísima reforma de un Código Penal que fue aprobado por consenso hace sólo siete años.

Tranquilidad de todos

Pero esa reforma legal apuesta por la estabilidad poque, según la argumentación del líder popular, trata de "reforzar el Estado de derecho para aumentar la tranquilidad de todos", y cuenta con el "respaldo de la gran mayoría de los ciudadanos" que claman "porque se termine la impunidad". Son reformas legales que promueven la estabilidad porque, según Aznar, refuerzan esa "España fuerte" que, en opinión del presidente del Gobierno, sólo garantiza el PP y los ciudadanos reclaman mayoritariamente. Y son de centro porque es ésa la "realidad" que exigen y quieren la gran mayoría de los españoles.

La argumentación centrista de Aznar sólo tuvo un borrón. Lo puso el presidente fundador del PP, Manuel Fraga, quien definió en su discurso al PP como una "derecha constitucional orientada al centro que ha eliminado cualquier sospecha de no ser constitucional". Una derecha orientada al centro que se apoya en "los principios", pero no en "la ideología". "Nosotros no hemos hablado de ideología sino de principios porque la vida es cambiante", argumentó Fraga. Unos principios, apostilló, que "apuestan por el futuro, por la seguridad y por la firmeza".

Aznar no dijo en ningún momento que tras el PP llegará el diluvio o el caos. Sobre todo porque defendió que tras el PP sólo puede llegar otro mandato del PP, gracias a otra victoria en las urnas. Utilizó como principal argumento que su partido "tiene ilusión, ideas y un proyecto común para toda España". Y enfrente situó a los socialistas, a quienes volvió a acusar de defender las más diversas políticas en los distintos puntos de España. "¿Quién garantiza a los españoles qué programa se va a aplicar si votan al PSOE?", preguntó.

Los principales ataques al PSOE, siempre tan jaleados entre los populares, corrieron a cargo de su secretario general, Javier Arenas. Acusó a los socialistas de tener la pancarta como única propuesta. "Lo único que saben hacer es ponerse detrás de cualquier pancarta que vaya contra el Gobierno, contra el PP o contra Aznar. Quieren la alternancia pero no tienen alternativa".