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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Asociacción

Este es el lema de una campaña de promoción del asociacionismo utilizado por el Consejo de la Juventud de la Comunidad Valenciana y que, a mi entender, refleja lo que representa asociarse: acción y unión para realizar una acción.

Las cifras conocidas de asociacionismo juvenil reflejan que un 38 % de jóvenes pertenecen a algún tipo de asociación y que más de la mitad de los jóvenes asociados, pertenecen a clubes deportivos. Por tanto, el deporte es quien, a priori, más potencia el asociacionismo. La situación es decepcionante, aunque son muchos los ejemplos de que aun hay esperanza y jóvenes que creen y practican el asociacionismo activo.

Hoy en día un joven, por regla general, no conoce cual es la oferta asociativa que puede encontrar en su pueblo, en su comunidad, en España o en la Unión Europea. No la conoce porque tampoco le han mostrado las posibilidades que da asociarse. Vivimos en una sociedad donde se prima la competitividad, las individualidades y la optimización de recursos bajo un prisma economicista de beneficios brutos.

Mentiría si no dijera también que son muchas las instituciones, organismos y plataformas que sí hacen un empeño especial por cambiar esa situación, como lo hace los Consejos de la Juventud, muchos Consejos de Alumnos (de universidades), y algunos ayuntamientos y gobiernos de comunidades autónomas. Pero no es suficiente. Es necesario introducir cambios ideológicos y metodológicos en la información.

Los cambios ideológicos son los más importantes, ya que son los que tendrán un efecto más a largo plazo. Con cambios ideológicos me refiero a cambios en los valores que queremos inculcar en la ciudadanía. Como he dicho anteriormente, ahora prima la competitividad. Debemos enseñar a los más jóvenes y a los no tan jóvenes, a que una sociedad de progreso es aquella que cuenta con una sociedad civil que participa activa y críticamente en la construcción social, económica, política y cultural de un país, como es España, de una estructura supranacional, como es la Unión Europea, o del mundo en el que vivimos. Hay que buscar el equilibrio entre el papel del Estado, las empresas y la sociedad civil. Tenemos Estado, pese a que el PP se empeña en vaciarlo de contenido, y tenemos empresas que no asumen todo el papel social que deberían, pero donde hay más lagunas es en la sociedad civil. En España no está consolidada porque no se le da más protagonismo y en la Unión Europea es prácticamente inexistente.

Por tanto, debemos inculcar nuevos valores con educación, información y nuevos instrumentos de participación. Se debería empezar por los más jóvenes, incluyendo en sus programas formativos la asignatura "Educación para la participación" y estableciendo cauces de participación y organización de los estudiantes. No piensa así el Gobierno, ya que prefiere fomentar la formación en una religión y eliminar los cauces de participación democrática con los que contaban los estudiantes antes de la LOCE (Ley Orgánica de la Calidad de la Educación) y la LOU (Ley Orgánica de la Universidad).

Es necesario que se incluya más información sobre el potencial que tiene crear una asociación y sobre la actual oferta asociativa. Para ello, es fundamental que se utilice la televisión y las nuevas tecnologías. No se trata tanto de anuncios, que también, sino de que se dé una imagen positiva de los jóvenes, en general, y especialmente, de las actividades asociativas que realizan hoy en día. No hay mejor ejemplo que la propia realidad. No lo entiende así el Gobierno, que se empeña en vender una imagen de éstos que justifique sus leyes retrógradas y restrictivas de sus derechos, pero que aspiran a crear simpatía entre los padres. Es increíble que el Consejo de la Juventud de España no salga en la tele y, lo que no sale en los medios de comunicación, no se conoce. Pasa lo mismo con las organizaciones juveniles políticas, a las que asiduamente se les acusa de no hacer nada sobre algo, cuando realmente sí lo han hecho pero no se conoce porque nadie lo publica.

Otra reforma necesaria, como decía anteriormente, es la metodológica, que debería basarse en la creación de nuevos foros de participación, tanto para jóvenes asociados, como para los no asociados, partiendo de lo que existe actualmente como son los Consejos de la Juventud, los Consejos de Estudiantes en las Universidades o los alumnos miembros de Consejos Escolares, en la educación obligatoria. Hay otra forma de gobernar. Hay que buscar nuevas formas de participación como pueden ser foros donde los jóvenes poseedores del carnet joven participen y debatan. Hay que dar mayor capacidad de gestión y decisión a los Consejos de la Juventud, dándoles un amparo legal para que se cumpla la Constitución en lo referente a la "participación libre y eficaz de los jóvenes en la construcción social, económica, cultural y política de España", sin olvidar el nuevo escenario europeo. Es necesario un Ministerio de la Juventud que coordine todas las políticas que vayan dirigidas a los jóvenes. Ese Ministerio, debe incluir una Dirección General de promoción estudiantil y participación que se dedique exclusivamente a fomentar la participación de los jóvenes y que lo haga en coordinación con el resto de administraciones y el Consejo de la Juventud de España.

El asociacionismo juvenil es necesario y útil, ya que, con independencia de la razón que motive la creación de una asociación, lo importante es que unos jóvenes se unen para hacer algo y que toman las decisiones democráticamente. Los jóvenes deben ser los protagonistas del cambio y nuestra obligación como políticos es facilitarlo y no controlarlo o minimizarlo como hace el PP. Otra forma de ser es también otra forma de ver a los jóvenes. Los jóvenes son actores sociales de primer orden que tienen que tener un espacio propio y las asociaciones son un medio para ello.

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