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Entrevista:ISABEL MORANT | Historiadora

"Estamos volviendo a una historia política y oficial de la peor clase"

Ferran Bono

Las sociedades del pasado no pueden definirse como sociedades misóginas, afirma la historiadora de la Universidad de Valencia Isabel Morant. En el siglo XVI, con el humanismo, los filósofos o escritores no se ciñen a un pensamiento único. Anque haya una idea dominante, también hay un poco de todo. Por ejemplo, Erasmo era mucho más moderno que Joan Lluís Vives, que era muy misógino, más rigorista. En una carta elogiosa que el holandés le dirige al valenciano, a propósito del libro de éste Formación de la mujer cristiana, le dice a modo de sarcástica matización: "(...) en el matrimonio te has mostrado duro con las mujeres; espero que seas más blando con la tuya. Y de los afeites, dijiste demasiado". Este texto está incluido en el libro Discursos de la buena vida. Matrimonio, mujer y sexualidad en la literatura humanista, (editorial Cátedra), que se presenta esta tarde en el Col.legi Major Rector Peset de Valencia (19.30).

"Las sociedades del pasado no pueden definirse como misóginas"

En esta obra, esta estudiosa de la historia de las mujeres incide con un lenguaje claro en aspectos muchas veces olvidados por la historiagrafía más oficial y convencional, que no presta atención a cuestiones como la vida privada, el matrimonio o las relaciones sexuales. "A las mujeres se les adjudica un papel importantísimo: la función moral, la costumbre y la economía doméstica", explica en su despacho, ante toda la colección Feminismos de Cátedra que ella misma dirige. Ilustra sus palabras volviendo a las fuentes, a los textos de escritores como Rabelais, Timoneda, Margarita de Navarra y sobre todo de pensadores como Vives, Erasmo y Lutero. "Estos textos demuestran que para el matrimonio se necesita que las mujeres aporten dotes y un trabajo, además de producir un beneficio en el sentido moral y espiritual, y en las funciones del amor", aclara al tiempo que subraya la aportación económica de las mujeres y su función en los orígenes del capitalismo, "cuando se construye una vida privada".

Todo ello reafirma la idea de que "no se puede estudiar una sociedad si no te fijas en esa función femenina que juega un papel importante en la primera modernidad, en el siglo XVI y la segunda, en el siglo XVII", agrega Morant, quien evoca la tesis de Kate Miller expuesta en libro Política sexual, para señalar que la diferencia "hombre y mujer no pertenece al orden de la naturaleza, sino que hay una política de construcción de la diferencia de sexos, que tiene sus espacios para ello, como son la vida privada y familiar".

"Cuando Erasmo, Vives o Lutero hablan de construcción de un orden social hacen un discurso sobre la diferencia de sexos", agrega la autora del libro Mme. du Châtelet. Discurso sobre la felicidad y la correspondencia, férrea defensora de la historia que trata de "mirar hacia abajo, de hacer una historia de las clases, de los grupos sociales, de las cuestiones privadas y cotidianas, una historia propia de las sociedades democráticas". En España la eclosión de esta historia no convencional, que se centra en una interpretación estrictamente político o económica, se produce a mediados de los años setenta, durante la transición.

"Tengo la impresión que esa historia que en España se adapta en la transición ha quedado paralizada. Porque estamos volviendo al menos oficialmente a una historia política y oficial de la peor clase". Se refiere Morant a los grandes fastos y conmmemoraciones de figuras como Felipe II o Carlos V, organizados con presupuestos enormes. "Es la manera en que el poder político ha procurado que los historiadores hagan la historia que quiere, atrayéndolos a una serie de temáticas", indica. No critica de manera radical toda conmemoración, pero sí hace hincapié en el fenómeno de "mitificar la historia", olvidando las demandas de la propia sociedad.

Ilustra su discurso con una mención a la gran exposición organizada en Salamanca con motivo de su capitalidad cultural sobre Erasmo, donde se obvió la dimensión sociológica del pensador, su opinión sobre el matrimonio, las relaciones, hechos constitutivos del orden social que defiende y, por tanto, un aspecto importante de su obra. Este enfoque es indicativo de una manera "muy dirigida" de hacer historia. "Hay una paralización en esa dinámica interesante de hacer una historia democrática", insiste.

Respecto a su último libro, que hoy presentarán Salvador Albiñana, Ramon Lapiedra, María Ángeles Pérez Samper y Vicente Sanfélix, además de la autora, Morant comenta que ha intentado hacer una historia cultural "asequible" al público en general, y dirigida también a los especialistas, dado el ingente corpus y el trabajo que ha acarreado.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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