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Crónica:La jornada de Liga | FÚTBOL
Crónica
Texto informativo con interpretación

Osasuna y Valladolid igualan a defectos

La carencia de buen juego se contagia como la gripe y ayer Osasuna volvió a enfermar de su preocupante mediocridad de la mano del Valladolid, un equipo vulgar y que dejó en tres contragolpes sus únicas ideas ofensivas. Los navarros, tras su victoria copera, demostraron otra vez que la garra y la entrega no son avales suficientes para lograr victorias en Primera.

Que Osasuna juega sin delanteros es de sobra conocido. Aloisi, carente de definición, y Rosado, sacrificado en la zona de nadie, en una segunda línea demasiado lejana de la portería rival, no se pueden enfrentar a una defensa seria y ordenada como la de los pucelanos.

Por contra, el cuadro vallisoletano no necesitaba ni disparos de media distancia. Es más, sólo un lanzamiento a puerta en toda la primera mitad que se convirtió en su único gol. Aganzo aprovechó un error de la defensa, que reclamaba fuera de juego en la línea medular, para correr 50 metros y cruzar lo justo el balón ante la salida de Sanzol. En el minuto 39 los de Moré ya habían hecho todo su trabajo.

OSASUNA 1 - VALLADOLID 1

Osasuna: Sanzol; Yanguas, Cruchaga, Mateo, Antonio López; Rivero, Puñal, Alfredo (Gancedo, m. 54), Moha (Muñoz, m. 73); Iván Rosado y Aloisi (Brit, m. 54). Valladolid: Bizarri; Torres Gómez, Peña, Gaspar, Marcos; Fernando Sales, Colsa, Jesús (Jonathan, m. 63), Óscar, Olivera (Chema, m. 69); y Aganzo (Pachón, m. 77). Goles: 0-1. M. 39. Aganzo aprovecha un pase largo y, ante la pasividad defensiva de Osasuna, resuelve muy bien cuando sale Sanzol. 1-1. M. 58. Mateo, de falta directa desde el vértice izquierdo del área, cuela el balón bajo la barrera y el cuerpo de Bizarri. Árbitro: Iturralde González. Amonestó a Gaspar, Aganzo, Torres Gómez y Jesús. 14.055 espectadores. Los equipos llevaron camisetas de solidaridad con Galicia.

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La entrada de Gancedo y Brit en el segundo periodo fue providencial para el cambio de rumbo. Una falta al joven delantero rojillo al borde del área se tradujo en el empate. Mateo, con su habitual potencia, aprovechó el hueco de la barrera y el despiste de Bizarri para enmendar la plana. El dominio territorial de Osasuna se plasmaba en un gol que, como viene siendo demasiado habitual, era conseguido por un defensa.

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