_
_
_
_
Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Alberto Durántez Martínez, catedrático de Medicina

Alberto Durántez Martínez nos abandonó con enorme entereza y dignidad el día 10 de enero, después de 18 meses de lucha contra la enfermedad. Alberto Durántez nace en Villalcón (Palencia) el día 31 de agosto de 1934. Estudia medicina en la Universidad de Salamanca, obteniendo la licenciatura en 1959. Inicia su andadura profesional en la Fundación Jiménez Díaz, siendo médico interno hasta 1964, en que pasa a formar parte del equipo médico que pone en marcha uno de los centros pioneros de la actual concepción hospitalaria, la clínica Puerta de Hierro. En ella sienta las bases de la medicina interna junto con los profesores Segovia, Letona y Barbadillo, siendo nombrado en 1972 jefe del Servicio de Medicina Interna I. En estos años tiene una amplia dedicación asistencial, así como docente, dentro de la emergente Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid. Sus convicciones de lo que debe ser un internista le impulsan a realizar una estancia de 18 meses en el Departamento de Microbiología e Inmunología del profesor Fahey (UCLA, EE UU), incorporándose al grupo de Inmunología Tumoral Humana. Esta investigación le permite, a su vuelta, leer su tesis doctoral, Estudio de antígenos asociados a leucemia, bajo la dirección de los profesores Fahey y Rozman, obteniendo la máxima calificación. A partir de entonces desarrolla una ingente labor asistencial, docente e investigadora, contando con un laboratorio propio de inmunología tumoral en la clínica Puerta de Hierro. Esta inquietud personal dota a su servicio de un sello especial, trasmitiendo a sus discípulos la importancia de desarrollarse tanto en el aspecto clínico de la medicina interna como en el docente e investigador. Por su laboratorio pasan personalidades de la medicina interna y la inmunología actual. Toda esta faceta profesional la combina con un enorme desarrollo de otras facetas vitales, como la pasión por la lectura, viajes, montañismo y la gastronomía. Pero lo que más destacaba en Alberto era su gran bondad y ser un excelente amigo.

En 1985 obtiene la plaza de profesor titular de medicina y realiza numerosas aportaciones científicas en revistas internacionales de prestigio, obteniendo el reconocimiento de la comunidad cientifica nacional e internacional. Con esa clarividencia y capacidad de anticipación proyecta y dirige desde 1993 la Fundación LAIR, que patrocina a becarios y proyectos de investigación en el campo de la respuesta inmune. Alberto siempre defendió que allí donde existiera una buena idea y unos profesionales dispuestos a trabajar, debían contar con su apoyo. En 1996 obtiene la cátedra de Medicina Interna e Inmunología Tumoral en la Facultad de Medicina de la UAM. Alberto era un gran investigador, pero sobre todo un gran médico clínico, siendo adorado y requerido por todos sus enfermos. Uno de los principales méritos de Alberto fue percibir con claridad lo que debía hacerse, y todo ello lo consiguió con imaginación, dedicación plena y generosidad. Gracias por tu enseñanza y amistad.-

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_