Hacha bifaz
En el Museo de Historia Natural de Nueva York se ha inaugurado una exposición de los huesos de Atapuerca. En esta muestra se exhiben dos piezas estelares: el cráneo número 5, que es casi humano, y el hacha bifaz de cuarcita. Según los paleontólogos, el interior de ese cráneo albergaba ya una mente simbólica. Al parecer, dentro de esa perola se inició el mecanismo de unos ritos que servían para alcanzar los primeros mitos. El hacha bifaz de cuarcita es el germen de la conciencia y eso demuestra que su propietario, antes de distinguir entre el bien y el mal, ya creía en el poder de las armas. Atapuerca es la modernidad. Si a partir de la vértebra de un rabo se puede reconstruir un dinosaurio entero, de la muela de un primate, con 800.000 años de antigüedad, se puede edificar a un general de West Point. Basta con cubrir su mollera con una gorra de plato y ponerle las correspondientes estrellas. Monos como los de Atapuerca hay muchos en Nueva York vestidos con trajes de Valentino y aunque su calavera está en una vitrina del museo de Historia Natural apenas se distingue de la que se oculta bajo el rostro de cualquier presidente de Estados Unidos. Nadie habría hoy más fardón en las discotecas del Soho que un homo antecesor, a medias gorila y estilista, acariciando a Julia Roberts con las palmas de las manos cubiertas de pelo duro. No obstante, el hacha de cuarcita ha evolucionado mucho más. Al final de su trayectoria humana el mono de Atapuerca ha engendrado la figura de George Bush; en cambio, la piedra que aquel primate comenzó a tallar con tanto amor para sacarle filo mortal ha acabado siendo un misil con cabeza atómica, después de pasar por la espada del rey Arturo, llamada Excalibur, por todos los cañones que en el Renacimiento diseñó Leonardo da Vinci y por la dinamita inventada por el creador del premio Nobel. Hallada en la Sima de los Huesos, el hacha bifaz es roja y tiene forma de corazón. Algunos científicos creen que es la transmisora de la esencia humana. De esta forma ponderaban también los poetas griegos las lanzas de los guerreros que generaban muertos. Las armas han evolucionado siempre con más inteligencia que la moral de los hombres. Todavía hay monos en Nueva York vestidos con ropa de Valentino. El cráneo numero 5 de Atapuerca se ha quedado en la simple tapa del cerebro primario de Bush, mientras que el hacha bifaz de cuarcita ha llegado a ser la bomba inteligente que crea al enemigo por su propia cuenta, lo busca en la cama y allí lo mata.
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