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Reportaje:REPORTAJE

Un sarcófago móvil para Chernóbil

Los ingenieros están completando planes para poner en pie lo que quizá sea la mayor estructura móvil jamás construida: un armazón de acero de 20.000 toneladas para cerrar el reactor 4 de Chernóbil, lugar donde se produjo un accidente nuclear apocalíptico cuyas consecuencias aún se sienten más de 16 años después.

El próximo verano, un consorcio internacional, dirigido por Bechtel International Systems Corp., de San Francisco, concluirá el diseño conceptual de un arco con forma de hangar de unos 113 metros de alto, que se deslizaría hasta su ubicación a lo largo de planchas de acero engrasadas con el fin de cubrir los restos, formando un confortable refugio hermético.

En su interior, grúas robóticas, y, en lo posible, operarios, empezarán entonces a sacar los restos, extrayendo el polvo radiactivo de las vigas retorcidas, almacenando los trozos de mineral radiactivo en latas blindadas y cortando el acero viejo en longitudes manejables.

Los directores del proyecto creen que, cuando concluyan los trabajos en 2007, el nuevo refugio será la mayor estructura móvil jamás construida
La torre Eiffel es quizá la estructura de acero de grandes dimensiones y centenaria completamente expuesta a los elementos que se conoce mejor
El refugio está diseñado para mantener fuera el agua y el polvo de más de 200 toneladas de uranio y casi una tonelada de plutonio letalmente radiactivo

El trabajo completo de diseño, construcción y estabilización del reactor abandonado forma parte de un plan decenal plenamente financiado que puso en marcha el Grupo de los Siete países industrializados (G-7) en 1997. El proyecto, de 768 millones de euros, incluida la estructura, está previsto que se concluya en 2007, según funcionarios que participan en el mismo.

Y luego el mundo quedará a la espera de ver los resultados.

El refugio está diseñado para mantener fuera el agua y el polvo durante 100 años, o durante tanto tiempo como tarde el Gobierno ucranio en designar una instalación de almacenamiento permanente y deshacerse de más de 200 toneladas de uranio y casi una tonelada de plutonio letalmente radiactivo que aún quedan entre las ruinas.

La mayor parte del material que contiene combustible yace como una lava sólida formada por la fusión de combustible fundido, hormigón, 30 toneladas de polvo de combustible y 2.000 toneladas de materiales inflamables.

'Sopa' radiactiva

En el sótano, el agua de lluvia y el combustible se han mezclado formando una peligrosa sopa radiactiva. Trozos letales del núcleo del reactor yacen ocultos entre los escombros y la tierra situada junto al edificio. Otros trozos del núcleo se embalaron y enterraron en un cúmulo construido y apilado con excavadoras en el sitio del accidente en los momentos posteriores a la explosión.

"Necesitaremos una gran cantidad de blindaje", declara Vincent Novak, director del departamento de seguridad nuclear para el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, supervisores del proyecto. "Si no fuera por la radiactividad, casi diría que el trabajo es pan comido, pero la radiación lo convierte en algo enormemente complejo y sumamente difícil".

En 1997, el G-7, más Rusia, la UE y Ucrania, establecieron el Fondo para el Refugio de Chernóbil y encargaron su desarrollo al Banco Europeo de Reconstrucción. El banco estableció un plan de ejecución del refugio, calculó el coste del proyecto en 768 millones de euros y lo financió con ayudas de 28 naciones, que oscilaban entre los 170 millones de EE UU y los 10.000 euros de Islandia.

En la primera fase, completada en 1999, se reforzó el techo del sarcófago y los pilares estructurales, y se estabilizó la chimenea de ventilación del reactor, que sobresalía más de 45 metros del sarcófago. La chimenea era un motivo de inquietud añadido, ya que el reactor número 3 contiguo, que la compartía, seguía en funcionamiento.

Pero esas eran medidas de emergencia. "Los análisis de seguridad muestran que aún hay cerca de 1.000 metros cuadrados de agujeros en el techo y los laterales", afirma Eric Schmieman, ingeniero jefe de tecnología medioambiental en el Laboratorio Nacional Pacific Northwest del Battelle Memorial Institute, en Richmond, Washington. "Puede entrar mucha agua y el polvo puede salir, y los pájaros y las ardillas pueden entrar y salir a su antojo".

El consorcio dirigido por Bechtel, encargado de diseñar la estructura de 250 millones de euros para cubrir el sarcófago, tuvo que tomar varias decisiones. A ninguno de los tres contratistas del diseño, incluidos Battelle y la empresa estatal Électricité de France, se les permitirá licitar por la obra.

Surgieron dudas sobre si una estructura de acero podría durar un siglo. Con niveles letales de radiación en su interior, las oportunidades de repararla y mantenerla podrían ser limitadas. "Es factible", afirma Matthew Wrona, el director de proyecto de Bechtel. "Hay pinturas que duran mucho tiempo y técnicas de mantenimiento para entornos severos". La torre Eiffel es quizá la estructura de acero de grandes dimensiones y centenaria completamente expuesta a los elementos que se conoce mejor, pero Wrona señala que hay puentes colgantes que están envejeciendo elegantemente.

Minimizar el peligro

El equipo también evitó tecnologías experimentales en favor de las que ya habían demostrado su eficacia en la práctica. "Estamos tratando de construirla para que dure 100 años, y el empleo de tecnologías totalmente nuevas incrementa los riesgos", afirma Schmieman. "Donde interviene un ser humano puede haber consecuencias. Necesitamos minimizar el peligro". Se optó por un arco de acero de 12 metros de grosor. Sus dimensiones interiores serán de 245 metros de ancho y cien de alto. Hasta ese punto, la planificación fue relativamente simple, ya que "todo se había hecho antes", señala Philippe Convert, director técnico de Électricité de France, pero los siguientes pasos eran otra historia: los letales rayos gamma que se escapaban del núcleo dañado del reactor calentarían el centro del arco demasiado como para que los humanos pudieran trabajar en él. Construir el arco en el sitio era imposible. El equipo decidió construirlo en cuatro secciones de 36 metros, y a continuación empalmarlas y deslizar la estructura completa a lo largo de una pista formada por planchas de acero construida a ambos lados del reactor 4.

Los directores del proyecto creen que, cuando concluyan los trabajos, el nuevo refugio será la mayor estructura móvil jamás construida. Un extremo estará completamente cerrado, mientras que el otro será un recortable que se ajustará perfectamente al edificio del reactor 3, que está conectado a las ruinas. El nuevo refugio no contendrá la radiactividad del núcleo, pero será impermeable. Si bien los trabajadores podrán entrar en algunas partes del reactor 4 y trabajar sobre los restos con relativa seguridad, la mayoría de las tareas de rutina pueden volverse mortíferas de repente. "Las sorpresas son inevitables", declara Novak. Durante la reparación inicial del tejado y la estructura, "encontramos un gran trozo del núcleo incrustado en el muro. Todo se detuvo hasta que pudimos construir un dispositivo y obtener el blindaje necesario para manipularlo. Cada caso es diferente".

Para ayudar a desmontar partes del edificio del reactor y el sarcófago, la nueva estructura tendrá cuatro grúas en el techo diseñadas para arrancar pesadas vigas de acero del viejo reactor y arrastrar piezas retorcidas de metal desde las ruinas. Estará también equipado con tenazas hidráulicas para cortar los restos en trozos manejables. Un problema inusual es la necesidad de controlar el microclima de la nueva estructura. "Es muy grande e incluso podría llover dentro, de modo que debemos mantener la humedad en niveles mínimos", afirma Wrona. El aire acondicionado tendría un precio prohibitivo, de modo que "intentaremos usar corrientes de aire naturales. Es como el interior de un automóvil en una mañana fría.

© The Washington Post.

El peor accidente nuclear de la historia

LA GRAN EXPLOSIÓN de Chernóbil ocurrió el 6 de abril de 1986, cuando una reacción nuclear fuera de control hizo saltar el techo del edificio de acero y escupió al aire toneladas de material radiactivo, liberando una cantidad de radiactividad 30 o 40 veces superior a las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki juntas, en 1945. Fue el peor accidente nuclear de la historia. Treinta trabajadores murieron al instante en las instalaciones situadas 130 kilómetros al norte de Kiev, y 130.000 personas fueron evacuadas de la Zona de Exclusión circundante.

En una fecha tan reciente como 2000, el Gobierno ucranio seguía gastando el 5% de su producto interior bruto para mitigar las consecuencias del desastre.

En las seis semanas inmediatamente posteriores a la explosión, los soviéticos erigieron a toda prisa un refugio improvisado conocido como el sarcófago, pero, pasados 10 años, los científicos se alarmaron debido a las fugas y a la amenaza de hundimiento del edificio.

Las paredes se estaban debilitando, afirma Novak, y había una tremenda incertidumbre, ya que "era casi imposible determinar" los peligros reales.

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