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Reportaje:

Tragedia mortal que nació en la red

El fiscal pide 19 años para una mujer que mató en Valencia a su amante, al que conoció en un 'chat' de Internet

Emilio Navarro Martínez y María Dolores Fagoaga Sánchez se conocieron chateando por Internet. La curiosidad les hizo saltar de la red a la realidad y lo que comenzó como un intercambio de confesiones sobre sus preocupaciones, frustraciones y sueños acabó en una relación sentimental con final trágico: María Dolores mató a cuchilladas a Emilio el 5 de julio de 2001. Ella, de 51 años, casada, con dos hijas, y en prisión, no niega que acabó con la vida de su amante. Pero su relato, que ayer ofreció al jurado en la primera sesión de la vista oral en el Palacio de Justicia de Valencia, difiere de la versión de los hechos que dan por ciertos las acusaciones, que afirman que mató a Emilio porque quería dejarla.

María Dolores, menuda, de poco más de 50 kilos, enferma de Parkinson desde poco antes del fatal suceso, repitió que desde los 30 años está sumida en una depresión por "falta de cariño". "Mi marido no me ha hecho caso nunca, teníamos discusiones, se quedó en paro y las cosas no iban nada bien, me he sentido muy sola", afirmó. El ordenador de su hija le sirvió para fantasear con otras vidas, tener otros nombres y relacionarse con otras personas. Primero lo hizo con un médico, pero la cosa no cuajó. Y en abril de 2001, apareció Emilio.

Durante algunas semanas se contaron sus vidas y en Pascua de aquel año decidieron encontrarse. Quedaron en la parte trasera de una iglesia. De allí, fueron a cenar y después a tomar una copa. "Era una persona muy amable, me llevaba a restaurantes muy buenos, a sitios a los que yo nunca había ido con mi marido. Me di cuenta de que bebía mucho y una noche, chateando, le dije que si seguía así no le vería más. Él cambió los cubatas por schweppes".

María Dolores contó que la relación fue a más, que un día que ella fue a casa de Emilio para que le explicara cosas del ordenador iniciaron su relación sexual: "A veces me hacía daño pero cuando se lo decía me trataba con cariño y siempre repetía que se lo advirtiera". Dijo que Emilio era celoso, con lo que pretendió explicar que en dos meses, entre llamadas y mensajes, desde su móvil constaran 647 conexiones con el de Emilio, desde el que hubo más de 200.

Emilio Navarro, de 51 años, 100 kilos de peso y 1,87 de estatura, casado, con dos hijos, residente en Albacete, aparejador, estaba en Valencia como jefe de obra. Según consta en la calificación del fiscal, que pide 19 años de cárcel para la acusada, Emilio y María Dolores se veían en el piso de él varias veces por semana. De la relación sabían compañeros de trabajo de Emilio, a los que, al parecer, el día de su muerte dijo que cenaría por última vez con María Dolores aprovechando que ella se marchaba de vacaciones y que él regresaba a Albacete.

María Dolores llamó a Emilio 14 veces el 5 de julio de 2001. A las 21.15 ella entró en casa de Emilio. Al poco, lo hizo él. Cenaron algo frío y se desató la tragedia. Contó María Dolores que él le pegó una patada, la arrastró del dormitorio a la cocina, cogió un cuchillo, la condujo de nuevo a la habitación, la tiró sobre la cama y pasó sobre su cuerpo el filo del cuchillo. Después, bajo la amenaza de morderla hasta hacerle sangre, soltó el cuchillo, asegura. Ella entonces lo cogió, se lo clavó en el cuello, él se levantó y cayó al suelo, ella le atacó por la espalda, le atravesó un pulmón y lo apuñaló al menos diez veces. Dos horas después, tras recoger la ropa, las copas, María Dolores llamó a un taxi, llegó a su casa, se acostó junto a su marido y a media mañana llamó a un compañero de Emilio para preguntarle por él. Al día siguiente la detuvo la policía.

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Ayer dijo que no recordaba qué pasó: "Estaba horrorizada, no quería matarle, sólo quería salir de ahí, al día siguiente creí que todo había sido un sueño y esperé su mensaje de buenos días en mi móvil". El fiscal y el abogado que representa a la viuda sostienen que María Dolores no pudo soportar que Emilio le anunciara la ruptura de la relación y lo mató. Ella reconoció que estaba enganchada "a los mensajes por Internet, a los que recibía por el móvil, a él".

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