Un día en la Universidad de Sao Paulo
Actualmente estoy casi finalizando el tercer año del curso de biblioteconomía en la Universidad de São Paulo, una de las más importantes instituciones de enseñanza superior brasileña. He elegido esta carrera incentivado por la expansión del sector (impulsada por el crecimiento de las tecnologías de comunicación, informática e Internet) y el gran número de caminos que podría seguir como profesional de la información, con la opción de trabajar en bibliotecas escolares o universitarias, bancos, medianas y grandes empresas, agencias de publicidad, museos, instituciones culturales, empresas de telecomunicaciones, portales de Internet, entre otros.
Probablemente, terminaré la carrera al final del 2004 (el período nocturno dura un año más que el matutino). Entre tanto, mientras no soy profesional formado, trato de ampliar mi experiencia y mis conocimientos, haciendo prácticas y otras actividades.
Al inicio del curso, hice un período de prácticas en una empresa de desarrollo web y multimedia. Tenía el perfil ideal que buscaba la empresa, pues querían a un estudiante dinámico y flexible que tuviera conocimientos tanto de biblioteconomía (organización de la información), como de informática y programación, pues también soy graduado en procesamiento de datos.
Trabajé durante un año y medio, desarrollando actividades para grandes empresas. Aunque la empresa era pequeña (había sólo 3 empleados y 2 becarios dividiendo 28m² de una oficina, ubicada en un tranquilo barrio de São Paulo) teníamos proyectos muy interesantes y excitantes. Trabajábamos en la construcción de sitios y, algunas veces, el trabajo se realizaba en las instalaciones del cliente, una forma de atender rápidamente las necesidades que surgían a lo largo del proyecto. Lo que me benefició muchísimo, pues pude tener contacto con personas distintas, formaciones y locales, y aprendí a trabajar bajo la presión constante de los clientes.
A comienzos de este año, mi contrato terminó. Decidí aprovechar más lo que la universidad ofrece a los alumnos. He conseguido un período de prácticas en uno de los departamentos de comunicación social de la propia universidad responsable del mantenimiento del portal. Además, he aprovechado mi tiempo disponible para matricularme en algunas asignaturas extras,. Algunos días de la semana me quedaba en la universidad desde las 7 de la mañana hasta las 10 de la noche, en clases y en tiempo de prácticas. Al comienzo era fácil cumplir esa rutina pero pronto comencé a sentirme cansado. Para relajarme, casi todos viernes, día en que tenía la tarde libre, iba al cine y en los días en que almorzaba fuera de mi casa, salía del campus para ir a un centro comercial próximo para comer una deliciosa pizza, ¡el plato principal de un paulistano legítimo!
Este año, dejé las clases de inglés y español, aunque espero retomarlas pronto, para dedicarme a otros cursos rápidos del área de biblioteconomía. Lo interesante de estos cursos es la aproximación que se tiene con profesionales con larga experiencia, recién graduados y estudiantes de otras facultades. Es un intercambio que vale la pena, pues además de proporciona un aprendizaje técnico que no siempre la facultad ofrece.
Respecto a los intercambios universitarios debo mencionar también los encuentros de estudiantes de biblioteconomía y ciencia de la información que se realizan anualmente. Participé por primera vez en el encuentro celebrado en Belo Horizonte donde permanecimos una semana durmiendo en sacos de dormir "aislados" en medio a las ponencias, fiestas agitadas y paseos turísticos. Lo mejor fue la convivencia con personas de otras regiones, culturas y realidades brasileñas. Fueron momentos inolvidables que sólo se puede vivir en la universidad, con la alegre pandilla.
En verdad, cualquier viaje es bueno. Se sale de la rutina, se conocen otros lugares y se olvidan un poco los problemas que todos tenemos. Lástima que en el tiempo que llevo en la universidad he hecho pocos viajes. ¡Pero prometo compensarlo los próximos dos años que me quedan! Por ahora, tuve coraje y salí del portal de la universidad para actuar en dos prácticas, una por la mañana y otra por la tarde.
Físicamente me canso bastante, pues duermo poco (paso algún tiempo en la Internet cuando llego de la universidad, a veces hasta las 2 de la madrugada) y me levanto temprano, muy temprano, eneralmente las 5h30 para tener tiempo de arreglarme. Podría levantarme una hora más tarde pero, infelizmente, una ciudad como São Paulo, que tiene tráfico complicado, embotellamientos quilométricos y autobuses que circulan superando el límite de su capacidad ¡ Menos mal que hace pronto estará termianod el metro cerca de mi casa y entonces podré dormir unos minutos más!
Sin embargo, hacer las prácticas en dos períodos del día es muy bueno. Estoy adquiriendo experiencia en dos ámbitos distintos, el primero es una biblioteca digital con información el área de la salud en América Latina y el segundo es un banco de datos sobre cultura y preservación de patrimonio. Y, además de recibir una beca (aunque sería mejor si la cuantía fuera mayor, ¿no es siempre así?, tengo dos horas para almorzar y una hora y media de descanso antes de las clases nocturnas. Si no puedo relajar los músculos, por lo menos relajo la mente comiendo, leyendo un buen libro, enterándome de las últimas noticias en Internet o leyendo algunos chistes y otras cosas graciosas en los e-mails enviados por mis amigos. Sin embargo, cuando se aproxima el fin del semestre y empieza el período de exámenes y entrega de trabajos se vuelve difícil hacer todo lo que quiero.
Aunque sin tiempo, trato de ir al cine, ver el fútbol en la tele, encontrar los amigos. Siempre se consigue tiempo. Aún cuando no nos sobre. El próximo año pretendo reservar tiempo para hacer algún deporte, quizá fútbol, caminatas o tenis, en el centro de deportes de la universidad, algo que me he prometido desde que ingresé en la universidad.
Aunque estoy hablando de mi rutina, puedo afirmar con total seguridad que es similar a la de mis compañeros de la universidad . Muchos de ellos trabajan o hacen prácticas en período integral, comen mal durante el día, cogen autobuses atiborrados diariamente y no encuentran tiempo para el ocio. Por extrema necesidad de supervivencia o simplemente por voluntad de crecimiento personal, la difícil vida de estudiante-en prácticas brasileño se resume a muchas horas de trabajo divididas entre la empresa y la facultad.
Pero no hay nada que el buen humor, los amigos, ICQ, comida fast-food, chistes sobre el profesor, charla sin contenido, "caipirinha" (bebida brasileña), la familia, mi cama, una ducha fría al final del día, el Corínthians (equipo de fútbol), mujeres guapas en minifalda pasando por el pasillo de la facultad, esperar al autobús en la hora exacta, descuentos en el cine y fines de semana largos nos devuelvan la energía para seguir siempre entusiasmados, dispuestos a buscar nuevos conocimientos y a vivir nuevas experiencias.
¡Pues la vida es corta y no podemos perder tiempo!
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.