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Reportaje:

El Grup d'Elx regresa tras 27 años

Una muestra reúne en Elche ejemplos de la mirada reflexiva y crítica de los artistas ilicitanos

La muestra Cinc generacions, Mig segle de pintura a Elx que acoge el Centro Municipal de Exposiciones de Elche, cumple con uno de los compromisos y enjuga la deuda de un pueblo con toda una generación de artistas plásticos, el denominado Grup d'Elx. Con esta exposición, la ciudad rinde homenaje a los ya fallecidos Sixto Marco y Ernest Contreras, así como a los artistas que continúan en la brecha de decir y contar cosas para el espíritu desde su trabajo visual, Albert Agulló, Joan García Castejón y Antoni Coll.

La última vez que una sala acogió obras de este grupo fue en 1983, en una estancia de la planta baja del Ayuntamiento de Valencia. 27 años después, sus obras vuelven a reinvidicar un espacio para el arte comprometido contra la dictadura a finales de la década de los setenta, cuando surgió el Grup, y contra la actual sociedad deshumanizada que deja fuera de juego el mundo de los sentidos a cambio de una mayor ansia por el lucro y "la especialización rentable", como explica Agulló.

Grup d'Elx nació contra un régimen político y social que lo impregnaba todo y contra el que había que luchar desde las ideas y los comportamientos. El Grup d'Elx se disolvió en 1975, con la muerte de Franco.

Agulló explica que "esta exposición cumple con el homenaje a Marco y Contreras y reconoce la labor de los que aún estamos vivos". La muestra, que permanecerá hasta el 23 de febrero, describe la evolución de estos cinco artistas.

En la primera planta se sitúan ocho cuadros y dos esculturas que describen los primeros pasos de los miembros del Grup d'Elx hacia su configuración como tal. En la entreplanta, otras 12 piezas muestran su evolución, que se completa ya como artistas separados del conjunto.

La exposición se cierra en la última planta con la muestra en 11 cuadros y seis móviles de los senderos plásticos que cada uno de ellos ha seguido durante la década de los noventa hasta ahora. La muestra también acoge obras de Eutiquio, Fran López y Andreu Castillejo.

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Para Albert Agulló, la experimentación de un grupo de artistas ilicitanos de la década de los setenta no guarda más secretos que el "impulso vital" de realizar arte comprometido, de practicar la "revolución con el cómo y el qué de hacer las cosas, ya sea pintura, dibujo, música, escultura y poesía". La sociedad adocenada de consumo y configurada por expertos de hoy día da la espalda a una sociedad de librepensadores. Justo lo que el grupo de artistas, denominado Grup d'Elx, trató de denunciar en los setenta, durante los últimos años agónicos de la dictadura de Franco.

Agulló considera que este arte de protesta es un papel que en cada generación corresponde a los más jóvenes, aunque afirma que nunca ha dejado de hacer "arte comprometido". "Aunque la dictadura ya ha muerto y vivimos en democracia, hay muchas cosas que levantan el grito, cosas que denunciar, como la forma en la que vivimos", apunta Agulló. Y se refiere al endemoniado círculo cotidiano y deshumanizado de la ciudad en la que vivimos, a la supremacía del vehículo frente al peatón, al peso desmesurado de la rentabilidad frente al sentimiento, y del desprecio del diferente en un mundo homogéneo.

Agulló considera que el Grup d'Elx contó en su momento lo mismo que hay que contar ahora, que el sistema político, sea cual sea, tiende al adocenamiento de la mayoría y a la conversión de los sistemas educativos en centros productores de especialistas. "¿Que por qué se ha tardado tanto en hacer una exposición como la nuestra? Porque no la habíamos pedido antes y porque a nadie le había interesado antes", comenta Agulló como ejemplo de una sociedad más atenta al show televisivo de cada noche que a la reflexión crítica.

La solución, aunque la ve perdida, pasa por "la educación, prestando más atención a la pintura, a la música, a la poesía. El arte es el medio de comunicación del espíritu y no deberíamos olvidarlo nunca".

Un visitante observa las obras reunidas en la exposición.
Un visitante observa las obras reunidas en la exposición.PEP GARCÍA

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