Gana el análisis positivista
Los analistas predican que a partir de cero todo son ganancias
La Bolsa española ha sobrevivido esta semana a la presión de los mercados de futuros y a los crecientes "riesgos geopolíticos" en Oriente Medio, por el convencimiento de los analistas de que lo peor de la crisis latinoamericana ya está reflejado en los balances de las empresas. El Ibex 35 sube el 1,43%.
El mercado de valores español ha cerrado esta semana con discretos avances a pesar del temor que despertaba el último vencimiento de este año en los mercados de opciones y futuros y de las crecientes evidencias de una invasión de Irak por parte de Estados Unidos. El antídoto contra una situación externa muy conflictiva ha sido el convencimiento de los analistas de que lo peor de la crisis latinoamericana ya está reflejado en los balances de las grandes sociedades españolas, lo que significa que a partir de ahora cualquier ganancia, por pequeña que sea, va a tener un alto efecto multiplicador.
El Ibex 35 termina la semana con un avance del 1,43% y corta de raíz la tendencia negativa de las dos semanas anteriores, aunque los volúmenes negociados en el Mercado Continuo muestran una actitud bastante pasiva por parte de los inversores particulares.
A lo largo de esta semana la contratación apenas ha superado los mil millones de euros, aunque la actividad institucional ha llegado a duplicar esa cifra con bastante asiduidad.
Al final, el vencimiento de los mercados de futuros no provocó movimientos inesperados y los inversores respiraron tranquilos. El temor de los inversores españoles a los ajustes de este mercado está plenamente justificado, ya que es el primero del mundo en futuros sobre acciones y tiene un importante efecto multiplicador sobre las operaciones de contado.
El ambiente externo no ha sido muy favorable para las bolsas, sobre todo porque las evidencias apuntan hacia el inicio de un conflicto bélico con Irak, a pesar de que todo el mundo, incluido Alan Greenspan, admite que los "riesgos geopolíticos" constituyen un freno a la demanda y a las inversiones de capital, "elemento indispensable hacia un mayor crecimiento económico". Así las cosas, las previsiones apuntan hacia un invierno en el que no se espera el inicio de la reactivación económica, sobre todo en la UE, pero para el que tampoco se prevé la entrada en recesión. Por el momento, las grandes economías continúan en una fase que técnicamente se describe como de "desaceleración del crecimiento" y se afirma que se dispone de respuestas "monetarias enérgicas" en caso de que surja la deflación, todo ello en Estados Unidos.
Para el mercado español las cosas son, paradójicamente, algo mejores, puesto que ya se han volcado en los balances los gastos provocados por la crisis latinoamericana y los datos del próximo ejercicio se van a comparar con unos resultados muy negativos, pero que ya están asumidos por los inversores.
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