Soldados sin DNI
Los inmigrantes buscan en la oferta de ingresar en el Ejército español un sueldo fijo y la vida militar
"No entiendo por qué a la gente de aquí no le gusta la vida militar", se sorprende Fredi Luna. "En mi país hay verdadero fanatismo con eso". Luna, de 24 años, es ecuatoriano y el viernes pasado fue uno de los primeros en acercarse al Centro de Reclutamiento de Madrid para apuntarse a la tropa profesional. Será uno de los 300 jóvenes extranjeros que el Ministerio de Defensa quiere incorporar el año que viene a unidades operativas.
Los requisitos son tener entre 18 y 27 años y estar regularizado. Además, Defensa no incorporará a los extranjeros a las Fuerzas Armadas si éstos pierden su nacionalidad de origen por hacerlo. Sobre este punto ha pedido por vía diplomática una respuesta oficial a los 19 países implicados (Hispanoamérica más Guinea). La campaña se ha puesto en marcha sin tener aún las respuestas.
A pesar de que Defensa no tiene datos sobre el número de inmigrantes que cumplen con exactitud esas condiciones, la gran cantera en la que tiene puestas sus esperanzas son los 10.500 extranjeros de entre 18 y 27 años que, según sus datos, actualmente están dados de alta como demandantes de empleo. La demanda existe, como confirma Rosario Sanabria, presidenta de la asociación Ari-Perú, que colabora con Defensa en la difusión de la campaña: "En los últimos años, la gente nos ha venido preguntando si podía hacerse militar, y hemos dicho siempre que no. Ahora, en principio, no vemos ningún problema legal, aunque estamos a la espera del informe jurídico oficial por parte de la Cancillería peruana que lo confirme".
Fuentes diplomáticas peruanas indican su sorpresa ante el hecho de que Defensa haya dejado caer sus sospechas de que Perú, además de Bolivia y Argentina, exigirían algún tipo de permiso a sus ciudadanos para ingresar en la tropa. La consulta formal a estos países sobre posibles impedimentos se ha hecho esta misma semana, y no hay ninguna respuesta oficial por el momento. También expresaron su intención de no colaborar con Defensa en la difusión de información entre la comunidad peruana en España hasta que no se produzca esa respuesta.
Mientras, la información está dada, y chavales como Fredi Luna ya se hacen ilusiones. En al Ejército ganará menos dinero que de soldador industrial (mínimo de 8.700 y máximo de 11.700 euros brutos al año), "pero es un sueldo fijo todos los meses, porque "de soldador a veces hay dinero, y a veces no". "Pero además quiero servir a un país que me está dando una vida mejor que la que tenía en el mío. Yo tengo vocación".
La asociación Ari-Perú colabora con Defensa para dar a conocer la campaña de reclutamiento y canalizar la información directamente hacia los colectivos implicados. Además, los carteles se pondrán en locutorios y zonas frecuentadas por extranjeros. Rosario Sanabria expresa, sin embargo, el temor de que esas condiciones no sean del todo fáciles de encontrar entre los inmigrantes: "Hay que darse cuenta de que piden inmigrantes jóvenes, con permiso de residencia en regla y que hablan español. Ésos son precisamente los que tienen una profesión y en cierto modo la vida resuelta", explica. "La única opción es que alguien deje su trabajo en el servicio doméstico o en la construcción por el Ejército", dice Sanabria.
En este sentido, asociaciones de ecuatorianos como Ruminhaui van a pedir a Defensa que les aclare si esta apertura puede considerarse una oferta de trabajo. "Si es así", explica su presidenta, Dora Aguirre, "muchos podrían volver a Ecuador y entrar en España de forma regular con esa oferta".
El ideal que se busca viene a ser Michael Munares, peruano de 19 años que lleva cinco residiendo legalmente en España, desde que vino a reunirse con su madre, que lleva diez. "Esto lo tengo pensado hace mucho tiempo", dice. Munares va a pedir un destino en el Ejército del Aire, "porque el Ejército de Perú no es tan bueno como este". "Llevo varios años intentando entrar, pero no he podido por no tener la nacionalidad", dice. Para continuar en el Ejército, deberá pedir la nacionalidad española antes de que acaben los tres años del contrato inicial de la tropa profesional.
A pesar de que Defensa barajó crear condiciones especiales para los extranjeros, finalmente las pruebas físicas, los estudios requeridos y el régimen de permisos son los mismos. Sus condiciones serán de absoluta igualdad con los españoles. Tan iguales, que el ecuatoriano Fredi Luna y el peruano Michael Munaro, cuando juren bandera, tendrán que escuchar al jefe de unidad decirles en tono marcial: "Si cumplís vuestro juramento o promesa, la Patria os lo agradecerá y premiará, y si no, mereceréis su desprecio y su castigo, como indignos hijos de ella". ¿Hijos de cuál?
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