Belén

"Bajo el eslógan de luchar contra el terrorismo y ofrecer la seguridad a su pueblo, el gobierno israelí ha intensificado el uso de medidas brutales e inmorales, y así mientras el mundo se prepara para la Nochebuena, la sensación de un profundo y silencioso dolor se respira en la Natividad, en Belén". Así decía Susana Muwaquet, de la Delegación General de Palestina en España, en el Centro Internacional de Mujeres del Mediterráneo.

En la mañana del mismo jueves habíamos hablado del tema con 80 chicos y chicas de los últimos cursos de Secundaria en un instituto público de Valencia. Durante dos horas, Lola Bañón desgranó algunas de las claves que contiene su didáctico libro Palestinos: antecedentes históricos, análisis político, experiencias propias... Sobre la marcha, nos confortaba observar la atención de unos adolescentes que hasta el momento pensaban más en la memoria Ram que en Sabra y Chatila, y les vimos conmoverse al saber de los cuatro millones de olvidados, de cómo se les niega la tierra, el trabajo, la salud, la comida, la libertad de movimientos... la dignidad. "Allí", advirtió esta excelente reportera de Canal 9, especialmente al grupo de jovencitas de primera fila, "ya tendríais hijos, y muchos problemas para alimentarlos y protegerlos de los tanques, Vuestras madres habrían estudiado, pero aquellos avances se acabaron porque no hay para libros y se necesita tiempo para buscarse la vida o acudir a la caridad".

Después, ellas y ellos (nacidos el año en que arrancó la primera Intifada) preguntaron y opinaron, entre otras cosas que los judíos no parecen haber aprendido del Holocausto.

En el Belén asediado (nido de terroristas, según Sharon) seguramente no habrá misa del gallo, ni procesiones ni villancicos. Puede que ni siquiera siga viva aquella niña de ocho años que rechazaba con timidez un pastelillo pero recogía a hurtadillas las migas prignadas de baba que le caían a su hermanita.

Los jóvenes estudiantes del Sorolla lo entendieron muy bien. Porque su corazón y su cerebro están hechos de una madera mucho más sólida y noble de lo que creen quienes no paran de abocarles serrín.