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Ojos de Brujo mezclan flamenco y 'hip hop' en 'Barí'

Su mezcla de flamenco y hip hop está despertando expectación en Europa. El segundo disco de Ojos de Brujo, el autoeditado Barí, les llevará pronto de gira por Holanda y Bélgica, y en mayo, hasta Japón, Corea y China. "Poco a poco, igual que nos lo curramos desde la calle hasta llegar a las salas en Cataluña", dicen. Tras actuar anoche en Madrid, hoy están en Zaragoza (Sala Oasis); el día 20, en Murcia (Sala Gamma); el 21, en Valencia (La República), y el 2 de enero, en Actual, en Logroño. "En Barí hemos profundizado en colores que teníamos pendientes, como son la electrónica, lo hindú, cositas un poco más flamencas... Y hemos pasado más del color latino y del reggae", cuenta Juanlu, bajista de Ojos de Brujo. Si el título del primer disco, Vengue, significaba en caló duende o jaleo, Barí "se refiere a algo de calidad superior, no en sentido material, sino espiritual, algo que brilla como una joya", explica la cantante Marina. "Nosotros no hacemos flamenco, pero sí hay un conocimiento del compás".

Ojos de Brujo están nominados para los premios de la BBC y aparecen en la lista de músicas del mundo de las radios europeas. "Por un lado ven una cosa muy viva y muy joven", cuenta Marina. "Algo que no han visto nunca, que tiene matices flamenquitos, que a ellos les molan, pero mezclado con cosas que entienden. Y con la ventaja de no tener los prejuicios del flamenco que aquí tiene todo el mundo. Así que creo que lo disfrutan más libremente. Tienen esa suerte".

Se les puede oír en las bandas sonoras de Amnesia, de Gabriele Salvatore; Volverás, de Antonio Chavarrias, y en el homenaje de Ventura Pons a Gato Pérez. "Se dice que ya no queda nada de la rumba catalana, que está estancada, y de repente aparecemos nosotros, los punkis de la película", dicen riendo. Su nuevo disco lo han financiado a través de pequeñas participaciones de amigos y conocidos. "Operación alto riesgo", señala Juanlu. "Si va mal, el tercero se llamará En la cárcel".

Junto a las Ramblas barcelonesas, tienen la casa-oficina de La Fábrica de Colores: "Una plataforma artística que, además de la música, quiere abarcar proyectos cercanos a nosotros". La portada de Barí es de un grafitero. "Nos atrae porque es una cultura que está en la calle. Un arte efímero, que tiene un valor". Y Calé Barí, la canción que da nombre a su actual gira, está dedicada a los gitanos. Lo explica Marina: "El homenaje es a los gitanos como el Ramón , abiertos, con el corazón grande, y que se están dejando la vida en plasmar cosas dentro de su cultura y su música. Pero no se trata de idealizar el mundo gitano. Como cualquier mundo que se tiene que cerrar por presiones exteriores, al final se convierte en un gueto. Por eso Barí va tanto para los payos como para los gitanos que rompen esos muros desde un lado o desde el otro".

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