Todavía no está todo perdido
Justo 18 años después de que visitara España por primera vez -memorable su actuación en el programa de TVE La Edad de Oro- con el grupo Violent Femmes, el cantante, guitarrista y compositor Gordon Cano regresó a una pequeña sala de Madrid para ofrecer en vivo las canciones de su primera aventura en solitario, Hitting the ground.
Previa a la actuación de Cano se produjo una pequeña sorpresa. Lou Barlow, ex líder de la desparecida banda Sebadoh y otro nada despreciable compositor de rock minimalista con raíces norteamericanas, se apuntó a la velada, regalando 20 minutos de actuación en acústico. Serio y trascendente, la música de este Barlow con pinta de universitario de los sesenta, gafas de pasta negra incluidas, aun sin ser un prodigio de diversión tiene cierto regusto indie y buena factura. Tras él salían tres jóvenes de Milwaukee (Wisconsin) que se hacían llamar The Rolling Blackouts y que, a posteriori, habrían de ser también los músicos que acompañaron a Cano en su actuación. Buen rock también en formato de instrumentación esquelética y tocado con gran energía juvenil.
Gordon Cano + The Rolling Buckouts
+ Lou Barlow. Sala Moby Dick. 12 euros. Madrid, viernes 13 de diciembre.
Esto último deber haber sido lo que decidió a Gordon Cano a escogerles para poner en pie su estilo inconfundible de rock: pura angustia adolescente, pulsión sexual, cuestiones religiosas, ironía, actitud punki y base musical folk. Más gordito, repeinado hacia atrás y con gafas, Gordon apareció sonriente ante los espectadores que abarrotaban la sala y que, como muchos otros públicos, llevan años prendados de lo que este músico de casi cuarenta años logró con Violent Femmes a principio de los ochenta.
Cano estuvo bromeando durante toda la actuación con su escaso español y con la edad, tanto suya como de los presentes: "Este tema pertenece a mi último disco, que podéis comprar a la entrada para regalárselo esta Navidad a vuestros nietos", dijo. Musicalmente fue repasando las canciones de Hitting the ground, para las que en el estudio contó con la ayuda de colaboradores tan renombrados como John Cale, Lou Reed, PJ Harvey o Frank Black. En esta actuación las interpretó él solo y, aunque temas como Don't Pretend, Run o la guatequera I'ts Money no están del todo mal, no llegan a tener el punch de sus primeras composiciones.
Es meritorio el intento de Cano de mantener su sonido personal y los ambientes que éste crea; su voz sigue siendo nasal, afilada y con cierto timbre juvenil que no ha perdido con los años. Pero faltan las habilidades electroacústicas de sus ex compañeros, el bajista Brian Ritchie y el batería Víctor de Lorenzo, y la sensación de juego escénico que el trío mantenía en directo. Por ello, el espectáculo estuvo en un tris de caer en el aburrimiento y podía haber sido una auténtica pena. Menos mal que al final dejó caer el clásico de los Femmes Blister in the sun y los asistentes pudieron dar rienda suelta a la nostalgia, cantándola a coro. Como curiosidad, Cano interpretó un tema llamado Serenata, cuya letra contenía retazos de un poema de Lorca y fue interpretada en español con acento guiri. Fue fascinante ver cómo el público levantaba jarras de cerveza y entonaba el estribillo, repitiendo los versos de Federico. ¿Verdad que no está todo perdido?
Babelia
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