Siglos de mostaza en Dijon
En la capital de Borgoña, la campiña francesa se hace espectáculo
Una de las mejores épocas para visitar Dijon es septiembre, cuando se celebran las fiestas de la vendimia. Los días son entonces alegres, aromáticos, vinosos. Dicen que la fuente de la plaza de François Rude condensa toneladas de uva, de mosto y de canciones.
Si el viajero llega en coche a través de carreteras comarcales, visitando propiedades y viñedos, comprará botellas de crudos extraordinariamente poéticos, como Hautes Côtes de Nuit o Côtes du Rhône. Si llega en TGV desde París, desembarcará en una estación ferroviaria muy coqueta. Pero tras la placidez se esconde siempre lo imprevisto: una placa en el umbral de la gran gare nos recuerda que desde los andenes de Dijon (como desde tantas otras ciudades francesas de provincias) fueron deportados centenares de judíos, en la época del Gobierno de Vichy. N'oubliez jamais, clama la gare.
Dijon, capital de la Borgoña, es, sin embargo, hermosa, y, a primera vista, inofensiva, una pequeña urbe antigua levantada en un cruce de caminos. En Dijon se termina la meseta borgoñona, suave de viñedos y colinas, y comienza la planicie de la Saône. Sorprende al llegar a Dijon la perfección ordenada de sus calles, vacías y limpias, y la consistencia del aire fresco y puro.
Esta ciudad de tejados multicolores de pizarra alberga palomares, arabescos del renacimiento, tesoros medievales, recuerdos de un pasado suntuoso. Como todas las ciudades francesas tras la Revolución, Dijon cuenta con una Rue de la Liberté repleta de pequeños comercios elegantes. Hace unos años, algunos almacenes autóctonos, extraños, como Au Pauvre Diable y Les Nouvelles Galeries, dominaban la vida del centro, pero acabaron siendo precipitadamente reemplazados por otros establecimientos más vulgares.
En el célebre Coin du Miroir, centro neurálgico y punto de encuentro de la ciudad, se encuentran dos edificios representativos: La casa de las tres caras (1470) y el vetusto torreón renacentista de la Maison Millière. La Rue de la Liberté desemboca en una impresionante Place de la Libération, donde se alza el palacio de los duques de Borgoña, realzado por una tiara semicircular de pequeños hoteles particulares.
Colección de impresionismo
En el palacio de los duques de Valois, de los siglos XIV y XV, se encuentra la sede del gobierno regional, el Ayuntamiento y el Museo de Bellas Artes de la ciudad, donde el visitante puede contemplar, amén de una de las mayores colecciones de pintura impresionista y moderna del país, los monumentos funerarios de los primeros duques de Valois con su extraordinario cortejo fúnebre. En Dijon es posible visitar también el pozo de Moisés, la Natividad del maestro de Flémalle, obras de Claus Slutter, de Claus de Werve y de Juan de la Huerta, exponentes privilegiados de la escultura del Siglo de Oro.
A la estirpe de los duques de Borgoña pertenecieron Jean Sans Peur, Philippe le Bon y Charles Le Témeraire, nobles guerreros que conmoverán durante más de un siglo el devenir de la cristiandad y que convertirán Dijon en la sede de la legendaria Orden del Toisón de Oro. Desde la torre de Philippe Le Bon, en el patio de armas del palacio, es posible divisar una ciudad de tejados picudos, como de cuento, y las callejuelas de adoquines donde las bicicletas zigzaguean. Las torres de Saint Bénigne, con su cripta, y la torre de Notre Dame; las hermosísimas calles de Vosges y Jean Jacques Rousseau; la Rue Berbissey; la Place Victor Hugo.
El monigote que marca las horas
Fue Philippe le Hardi quien en 1382, para castigar una rebelión en Flandes, hizo empaquetar la figura del Jacquemart que marcaba las horas en un campanario de Courtrais. Desde entonces este monigote mecánico cumple su función en lo alto de Notre Dame, iglesia del siglo XIII en el centro histórico, cuyas falsas gárgolas adornan una fachada inolvidable. Notre Dame se asoma como un sueño medieval sobre la Rue Bossuet, donde algunos bistrós invitan a encanallarse los días de mercado (martes y jueves).
Y es que, a pesar de sus muchas riquezas seculares, el mercado de Dijon sigue siendo lo mejor de esta ciudad de cotidianidad modesta, con las panoplias de frutas y verduras inverosímiles que adornan los tenderetes. Todo el campo francés se convierte en espectáculo: los profesionales del cambalache exponen sus tesoros, algunos cafés ofrecen vino caliente con canela en pleno invierno, o kir de la tierra (vino blanco aligoté con licor de casís), o un buen pastís rebajado con agua. El mercado cuenta también con sus puestecillos de antigüedades y ropa vieja donde es posible hacer el agosto en pleno invierno. Población multicolor, viejos borrachos y estudiantes ojerosos confluyen en esta plaza casi mediterránea por lo vocinglera.
En el hotel Du Nord, de la rimbombante Place Darcy, se comen unos caracoles deliciosos y un buey borgoñón, especiado y tierno. Pero los días de mercado, en el Chez Nous, un bistró escondido tras la plaza, se sirven menús caseros a dos duros, tartines gratinadas con pan campestre y bechamel y queso. Allí se reúnen por las noches intelectuales de esta ciudad tranquila; algún opositor y algún hippy; aficionados a los Têtes Raides, y una mujer llena de achaques con su perro.
En la Rue de la Chouette, bajo los arbotantes de Notre Dame, se encuentra el símbolo mismo de Dijon: una lechuza pequeñita e íntima, esculpida en un repliegue como un niño, se ofrece a las manos del que pasa. Trae buena suerte, dicen.
GUÍA PRÁCTICA
Datos prácticos
- Población: Dijon y sus alrededores tiene 250.000 habitantes. Prefijo telefónico: 00 33.
Cómo ir
- Air Europa (902 40 15 01) tiene vuelos diarios desde Madrid a París. Ida y vuelta, 280,41 con tasas.
- Air France (901 11 22 66). Vuelos todos los días, desde Madrid a París. Ida y vuelta, 232,41 euros con tasas.
- SNCF (892 35 35 39). Los trenes TGV parten a diario de París (Gare de Lyón) a Dijon; el trayecto dura una hora y media. Ida y vuelta, 82,80 euros. También hay a diario trenes estándar que tardan casi tres horas. 62,80.
Dormir y comer
- www.ot-dijon.fr. Una web ideal para buscar hoteles y restaurantes de acuerdo con su ubicación y categoría.
- Hotel du Nord (3 80 50 80 50).
Place Darcy, s/n. Especialidades de su local: caracoles y buey borgoñón. Unos, 20 euros. La doble, 81,05.
- Boutique Maille (3 80 30 41 02). 32, Rue de la Liberté. Frascos de mostaza desde 1,65 euros.
Información
- Turismo en Dijon (380 44 11 44).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.