Las pequeñas inmobiliarias, fuera del negocio urbanístico

No son los ciudadanos que aspiran a comprar un piso los únicos perjudicados por la especulación rampante en los nuevos barrios, según el PSOE. Lo son también "los pequeños y medianos promotores, que han quedado excluidos de la operación urbanística, controlada monopolísticamente por unos pocos a cuya puerta tienen que hacer cola para obtener suelo", subraya un informe de los socialistas titulado Todo lo que usted quiso saber sobre los PAU y nunca se atrevió a preguntar. Los grandes beneficiados, los propietarios de suelo, "se quedan con la urbanización de los barrios, sin concurso previo, cobrándose en suelo", gracias a "prebendas convenidas con el Ayuntamiento".

El PSOE explica así el proceso que da lugar a presuntas estafas como la protagonizada recientemente por Comercializadora Peninsular de Viviendas (CPV): "El tenedor casi exclusivo [de suelo], ante la enorme demanda, coquetea con los pretendientes, apalabra unos suelos y da esperanzas a otros, sin concretar en firme. Al final, los compromisos son mayores que las existencias. Esos pretendientes, a su vez y de forma al menos irresponsable cuando no dolosa, abren oficinas de venta sin tener el suelo asegurado, ofreciendo pisos basándose en las promesas que tienen de adjudicación de determinados suelos. Al final, hay más ofertas que suelos, con los consiguientes perjudicados, que normalmente han entregado importantes cantidades a cuenta".

De todos los nuevos barrios proyectados actualmente en la capital, los socialistas creen que el mayor volumen de actuaciones irregulares se registra en Montecarmelo y Las Tablas, epicentro de "operaciones especulativas de categoría cinco estrellas". Por contra, Sanchinarro es, "quizás, el nuevo barrio más profesional", porque la propiedad del suelo, señala el informe, "está más dividida".