Alarma en el Bernabéu

El empate contra el Lokomotiv de Moscú, el miércoles, ha comprometido seriamente la clasificación del Madrid para los cuartos de final de la Liga de Campeones y ha devuelto al equipo a la cotidiana aspereza en la que vive desde que comenzó la temporada. A esos rigores que suenan discordantes en El Madrid de los Fantásticos y que su técnico, Vicente del Bosque, denominó "realidad" hace unos días. "La realidad del fútbol" no se limita a levantar la Copa Intercontinental tras doblegar al Olimpia de Asunción ni a golear (1-5) a un Mallorca plagado de bajas en su defensa. No por nada el Madrid no vence en el Bernabéu desde el 6 de octubre, el día del debú de Ronaldo, frente al Alavés.

Florentino Pérez, el presidente del club, dejó entrever estos días que considera la Liga un asunto prioritario. El equipo parece haberle respondido con una obediencia destructiva, poniendo en peligro su clasificación en la Champions, un hecho insólito en los últimos años. Además de ser el último clasificado del Grupo C, por detrás del Milan, el Borussia de Dortmund y el Lokomotiv, el vigente campeón europeo es víctima de problemas concurrentes. Los tradicionales ataques de desidia ante oponentes menores, como el ruso, y la necesidad de dar con un conductor del juego se han agravado ahora con las lesiones de Hierro, Makelele, Roberto Carlos y Ronaldo. Tras explorar sus dolencias, el médico Juan Carlos Hernández previó ayer que Hierro esté ausente "tres semanas", debido a "un esguince en la parte externa del tobillo derecho", y Makelele "dos, a causa de una rotura fibrilar". Ronaldo y Roberto Carlos, con sobrecargas musculares, son "serias dudas" para recibir al Recreativo.

Al contragolpe es distinto

Ronaldo se asocia a la suerte que ha corrido el Madrid, para bien y para mal, desde que debutó, hace dos meses. Aquella tarde, el brasileño entró al campo en el minuto 63, frente al Alavés, el cuarto equipo más goleado de la Liga. El Madrid ganaba por 2-1 y el cuadro vasco intentaba igualar. Mal marcado, Ronaldo metió dos goles. Son los únicos que se le han visto en el Bernabéu.

Desde entonces, el Madrid no ha podido ganar ninguno de los cinco partidos que ha disputado en su campo. Empató cuatro veces -contra el Villarreal y la Real Sociedad, en la Liga, y, el AEK de Atenas y el Lokomotiv, en la Champions- y perdió una, ante el conjunto más experimentado de los cinco, el Roma (0-1), también en la Liga de Campeones. Ronaldo ha jugado todos esos encuentros, en los que el Madrid metió cinco goles y recibió seis. Cuando no lo hizo, ante el Barcelona, en el Camp Nou, o el Milan, en San Siro, los madridistas siguieron sin marcar.

Las dificultades de adaptación de Ronaldo a un equipo que no se perfila para jugar al contragolpe son evidentes y, a juzgar por las últimas citas, las va superando poco a poco. Un compañero ha dicho esta semana que Ronaldo se va a "hinchar" a meter goles lejos del Bernabéu porque aprovecha magistralmente los espacios entre líneas. Si el rival deja muchos metros entre el portero y la defensa o entre la defensa y el mediocampo, Ronaldo se luce. Así marcó al Rayo, el Mallorca y el Olimpia, tres equipos que, por otra parte, no gozan de demasiado prestigio internacional y que salieron a por la victoria, no como el Lokomotiv, cerrado atrás.