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Reportaje:

Operación Almargen

Un pueblo malagueño de 2.200 habitantes celebra su propio concurso musical

Ya es de noche, aunque solo son las siete, y el termómetro en el municipio de Almargen, en el interior de la provincia de Málaga, marca varios grados menos. Huele a leña. Pero dentro del local de usos múltiples no parecen notar el frío. Un grupo de 11 chicos y chicas, de entre 14 y 18 años, bailan siguiendo las órdenes de una profesora. Una asociación juvenil, Al-Ámirun, ha puesto en marcha en este pueblo de 2.200 habitantes un concurso prácticamente igual que el exitoso Operación Triunfo de Televisión Española.

"El 24 de octubre, en un bar de copas, comentábamos qué podíamos hacer para enganchar a la juventud de Almargen y pensamos que nada tiene más éxito ahora mismo que este concurso musical. Al día siguiente ya estaban los carteles del casting pegados por todo el pueblo y dos días más tarde hicimos las pruebas", comenta el director de la academia, Francisco Hidalgo. "Cuando comentó la idea dijimos que no al minuto pero al minuto y medio ya estábamos convencidos", dice Mari Carmen Romero, profesora de expresión corporal. Sin ningún soporte económico, los monitores de ocio y tiempo libre de Al-Ámirun se lanzaron a la aventura.

En pocos días lograron implicar a medio pueblo. El Ayuntamiento, comercios, restaurantes, bares de copas... aportan lo que pueden. Al casting se presentaron 15 concursantes, aunque quedaron eliminados cuatro, y el 28 de octubre comenzaron una formación que, aunque similar, está encaminada a conseguir fines distintos. "Los fines no son de lucro. No queremos que se hagan famoso, sino que la gente joven se implique y que el pueblo se haga más participativo. Aquí hay niños que no salían a la calle ni tenían amigos y han dado un giro tremendo", explica Mari Carmen Romero.

Todos los días, los profesores, de forma altruista, dan clases de expresión corporal e interpretación, expresión oral, canto y entonación, música y baile. A los alumnos se les asigna una canción, siempre procurando que cada semana defiendan un estilo diferente, desde la canción de autor al rock, pasando por la balada. El domingo es el gran día. En el salón de actos del Ayuntamiento celebran la gala ante 300 personas. Igual que en televisión, un jurado, formado por cinco personas, casi todas relacionadas con el mundo de la música, nominan a tres para abandonar la academia. Los profesores salvan a uno y dos quedan sometidos a votación popular. "Durante la semana se puede votar en tres urnas que colocamos en dos supermercados y el pub Valentín y aunque solo pueden ver la gala 300 personas, los que caben en el salón, han llegado a echar su papeleta unos 800 vecinos", dice el director de la academia. El 29 de diciembre terminará la aventura. Con el ganador o ganadora pretenden grabar una maqueta. "El éxito es tal que la gente más mayor está reclamando participar en el concurso. Si se repite se haría también para otras edades", afirma Ismael Gálvez, responsable de evaluación.

El triunfo de la motivación

Aunque, según los profesores, las primeras grabaciones de los chicos fueron horrorosas, en el ensayo de la cuarta gala muestran todo el potencial que tenían oculto. Bien entonados y con una buena voz Viky canta Angel a dúo. "Me gusta mucho cantar. Cuando vi los carteles intenté convencer a unas amigas y nos presentamos tres", cuenta Viky Hidalgo.

"Nos divertimos mucho en las clases y los domingos en la gala triunfamos. Toda la gente aplaude, el salón se llena de gente...ya nos conocen los del pueblo y alrededores", añade esta estudiante de Bachillerato, de 17 años. "No sé si canto bien pero me gustaría dedicarme a esto aunque sé que es muy difícil", dice Viky, que tiene el pelo como la Beth de Operación Triunfo.

"Aquí se aprende a cantar delante de la gente, a que no te de vergüenza y no te quedes callado", dice Beatriz Morales, también de 17 años. Beatriz forma parte de una coral desde hace cuatro años y también recibe clases de canto. "Había gente a la que conocía solo de vista y esto nos ha unido más", añade. Ni Viky ni Beatriz han estado nunca nominadas. Esta semana quien está en la cuerda floja es Francisco Galán, el benjamín (15 años). Él y Flori son los dos propuestos por el jurado para abandonar la academia. Aunque, en esta OT Almargen, los eliminados siguen las clases pero, no pueden participar en más galas.

"Me gusta mucho cantar, sobre todo flamenco. Quería enseñarme bien y decidí venir. Aquí aprendes a entonar, a vocalizar, a bailar...", asegura Francisco, que cantará en solitario el bolero Somos Novios. Roque, de 16 años de edad, ya fue expulsado del concurso y es el único que no es estudiante. Ahora mismo trabaja recogiendo aceitunas, aunque el curso que viene continuará su formación.

A pesar de que tiene una voz poco adecuada para la canción, según él mismo, su sentido del humor y su desparpajo hacen de él un concursante muy especial.

"Me gusta cantar y todo este mundo de la música. Quería aprender. Al principio nadie sabía lo que era, imaginámos que no podía ser como en la tele, pero está muy bien para los medios que tenemos", opina Roque.

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