El pasado de Bryce

Alfredo Bryce Echenique (Lima, 1939) siempre ha tenido un buen contingente de seguidores, y ahora, tras el Premio Planeta por El huerto de mi amada, sus lectores forzosamente tienen que aumentar. Resulta por tanto oportuna la Biblioteca Bryce en Anagrama, que reúne títulos como La vida exagerada de Martín Romaña, El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz o No me esperen en abril, conocidos hitos narrativos de un autor que, dentro y fuera de las páginas, es pura narración.

De ahí que sea más que interesante asomarse a textos de Bryce en principio no narrativos. Presuntamente no narrativos, habría que matizar: porque aunque se trate de textos periodísticos, Bryce se las apaña para convertirlos en relato. A trancas y barrancas hace honor a su título: son textos destilados de la vida tan azacaneada geográfica y sentimentalmente de Bryce, en gran medida ceñidos a los avatares de Perú. La prosa de Bryce chispea característicamente en estas páginas, que restallan de humoradas y situaciones tan surrealistas que el lector avezado de este autor paladeará a sabiendas de que pueden describir tanto vivencias como imaginaciones. Aparte de Perú, aparecen mucho España y Praga, a la Bryce.