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Crítica:POP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Tímido, pero audaz

Con un zapato de cada color, un pantalón naranja y una camiseta verde, Adrián Sepiurca afrontó una segunda parte electrificada. Sus canciones adquieren otra dimensión -el vigor- en ese tramo del concierto, pero no pierden el punto ingenuo que juega con sutilezas, imágenes y frases -"y así como compongo una canción, también compongo mi destino"- que hacen de él un artista diferente. La primera parte fue sólo con su guitarra y vestimenta más discreta, pero lo de la indumentaria chillona no es asunto menor puesto que expresa esa falta de pudor de muchos de los rockeros -flaquitos, casi siempre- argentinos. Una falta de pudor que les lleva a hablar de sus cosas con naturalidad y tejer melodías con una sencillez casi infantil.

Adrián Sepiurca

Adrián Sepiurca (voz y guitarra); Julián Olivares (guitarra), Guido Nisenson (bajo), Julián Benjamin (piano), Jorge Santos (batería). Sala Clamores (Madrid), 4 de diciembre de 2002.

Hay en este nuevo -en España- trovador (neojuglar, le gusta definirse: "Clásico pero moderno; acústico pero electrónico; simple pero profundo") algo de Jonathan Richman, algo de Pedro Guerra, algo de Caetano Veloso, algo de Manu Chao, algo de Andrés Calamaro, algo de Kevin Johansen. Sin embargo, no copia a ninguno; el sello de Sepiurca es personal e inconfundible. Parece tímido, y así sonríe, pero su propuesta, tan alejada de clichés y otras historias ya muy vistas, es toda una audacia para los tiempos que corren.

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