José Bedoya Romero,biólogo
La madrugada del sábado 30 de noviembre se ha llevado la vida de José Bedoya Romero, atropellado por un turismo en una calle de Madrid. José era un biólogo de 40 años responsable del Departamento de Microscopía Electrónica del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Dentro de este laboratorio, José dominaba magistralmente los diferentes aspectos de la fotografía y análisis electrónicos, incluyendo la nueva microscopía electrónica ambiental, de la que existen escasas unidades en este país. Su trabajo era muy apreciado por la comunidad científica y ha quedado reflejado en una larga lista de publicaciones en revistas de prestigio, que hizo posible por su buen hacer. Tenía una gran capacidad de navegación dentro del microscopio electrónico a elevados aumentos y un admirable talento para seleccionar y buscar los mejores encuadres fotomicrográficos.
La valía de su trabajo mereció que se dedicara su nombre a varias especies animales. Así, un molusco de las costas de Angola ha sido denominado Raphitoma bedoyai, o un crustáceo llamado ahora Eusarsiella bedoyai, que había encontrado en el túnel de la Atlántida en Lanzarote. José Bedoya había ayudado a recoger esos animales en su otra faceta como deportista de riesgo y élite. Era un excelente espeleobuceador, una especialidad peligrosa de la espeleología: buceó en cavidades completamente inundadas. De hecho, ha participado en numerosos rescates de personas atrapadas en este tipo de cuevas. No deja de ser irónico que él, que había sorteado a la muerte en su difícil práctica deportiva, se haya ido arrollado en un evitable atropello de tráfico.
Participaba activamente y con éxito en concursos fotográficos de temas naturalísticos, colaboraba con varias revistas de viajes y aventuras. En una página web (www.esrecfotografia.org/merf/verano/bedoya. htm1) muestra cómo realizó una preciosa foto de una babosa de mar, expuesta en el Pabellón Español de la Expo 2000 de Hannover, en un acuario de su casa de Altea.
Por su gran profesionalidad como buzo, fotógrafo, espeleólogo y zoólogo era frecuentemente seleccionado para participar en campañas oceanográficas. Fruto de ellas publicó, junto a otros investigadores, un libro sobre la fauna marina profunda del sur de la península Ibérica, editado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC).
En la actualidad, también participaba en los proyectos de control microclimático de la Cueva de Altamira (Santander) y de las Catacumbas de Roma, para recoger muestras de minerales y de bacterias, en determinadas posiciones espaciales, que después conservaba dentro del microscopio electrónico de barrido.
La semana pasada, junto con técnicos ingleses y franceses de Philips y Oxford Instruments, estaba terminando de poner a punto el cañón de microsonda electrónica WDS, para poder realizar análisis químicos con resolución de longitudes de onda y patrones en ambientes de alto vacío.
El fallecimiento inesperado de José Bedoya Romero nos ha dejado a los amigos y compañeros del Museo completamente desgarrados y destrozados.-
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