Asegurar la no siniestralidad en la construcción
El autor cree que buscar soluciones contra la siniestralidad es una tarea conjunta de empresarios, sindicatos y administración.
La prevención de calidad permitirá reducir sustancialmente el riesgo de accidentes
La seguridad en el trabajo de la construcción viene siendo motivo de debate -amplificado en los últimos meses a causa de una desgraciada concentración de accidentes- en el que se vienen manifestando opiniones e iniciativas desde las administraciones públicas, asociaciones empresariales, sindicatos, expertos y editorialistas. Desde la Confederación Nacional de la Construcción, que integra a la inmensa mayoría de las asociaciones empresariales del sector, queremos aportar desde el diálogo y el realismo, algunas reflexiones y propuestas a este debate, ya que esta honda proyección social de la seguridad obliga a que la búsqueda y aplicación de soluciones involucre -si no se ha insistido en ello suficientemente- a todos los agentes de la actividad, porque estamos convencidos de que sólo se conseguirá avanzar en su solución desde posiciones en primer lugar comunes y solidarias, y en segundo lugar, desde la racionalidad y la determinación real de sus causas y concausas. La adjudicación unilateral de responsabilidades, los cruces de acusaciones desde apriorismos maniqueos son estériles e ineficaces porque la realidad, tozuda como siempre, viene mostrando que sólo se ha avanzado cuando empresarios y sindicatos, junto con la administración, han unido sus esfuerzos en la puesta en marcha de iniciativas conjuntas.
En primer lugar, hay que precisar que, mientras la población ocupada en la construcción ha venido creciendo a causa del incremento de la actividad, el índice de incidencia de los accidentes mortales ha venido descendiendo desde 1992. Al contrario de lo que se afirma a menudo, la accidentalidad en el sector no tiene nada que ver con la subcontratación ni con la pretendida temporalidad, sino con la necesidad de cumplir y hacer cumplir estrictamente los planes de seguridad y con avanzar resueltamente en la prevención de riesgos, gestionando la seguridad con mecanismos similares a los que se aplican en la gestión de la calidad. La subcontratación viene haciendo posible la existencia de empresas y oficios muy especializados, con altos niveles de profesionalidad, una agilidad singular para agregar valor añadido a su actividad y una reconocida capacidad para crear y mantener empleo. No genera condiciones de seguridad distintas al trabajo bajo el régimen de contratista, puesto que cualquier sistema de trabajo, ha de considerar la no accidentalidad y los planes, medios y protocolos para alcanzarla, como objetivo prioritario y común, con todas las consecuencias. Esta preocupación es compartida por empresas y sindicatos, como demuestra el hecho de que en el Convenio General del Sector recientemente firmado para los próximos cinco años, se haya incluido una cláusula específica sobre la subcontratación que involucra, con un grado de compromiso mucho más riguroso que el que contempla la normativa vigente, a contratistas y subcontratistas.
Por su parte, el Órgano Paritario para la Prevención en la Construcción, que representa un gran esfuerzo del sector de la construcción para avanzar sustancialmente en la prevención y en la seguridad, se puso en marcha a finales de 2000 por acuerdo suscrito -en el seno de la Fundación Laboral de la Construcción- entre sindicatos y empresarios como "órgano paritario de apoyo en la prevención de riesgos a determinadas empresas del sector", es decir, dirigido a las pequeñas empresas o centros de trabajo que, por su dimensión, carecen de representantes de personal o de delegados de prevención. Entre sus funciones especificas están la organización y control de visitas a obras, la organización y desarrollo de una formación itinerante a pie de obra, la elaboración de estadísticas propias de accidentes graves y mortales y la propuesta de soluciones para la disminución de la accidentalidad. Esta iniciativa es, por tanto, pionera en el sector, esencialmente solidaria -pues el esfuerzo de todos se está polarizando en las empresas con menores capacidades-, compartida por todos los agentes intervinientes, y eficaz porque sus actuaciones van dirigidas directamente a la concienciación, formación y prevención en los propios tajos e implantar una cultura de la prevención realista y práctica.
Si empresas y sindicatos vienen tomando iniciativas conjuntas como las mencionadas, no puede olvidarse el protagonismo y responsabilidad de la administración en este asunto, por su doble faceta normativa y de cliente. En cuanto a la primera, ha de hacer un mayor esfuerzo en asegurar el cumplimiento de la legislación vigente en la materia, pero no exclusivamente por la vía sancionadora de los posibles incumplimientos empresariales o de los trabajadores, sino posibilitando los medios de formación necesarios para complementar los esfuerzos realizados por el sector, especialmente en prevención. Como cliente, es necesario que extreme, en la elaboración de los proyectos, la importancia de planes de seguridad estrictos y realistas adaptados a los condicionantes de cada obra y, sobre todo, que racionalice la exigencia a menudo de ajustados plazos de realización, no considerando estos determinantes para su adjudicación.
Por último, hay que gestionar la no accidentalidad como se gestiona la calidad o el mantenimiento de equipos complejos, con el mismo rigor y profesionalidad, elaborando y haciendo cumplir protocolos específicos para situaciones concretas, de modo que sea obligado para trabajadores y empresas tanto el chequeo previo como el preceptivo cumplimiento de las especificaciones que -para cada tajo y tipo de obra o actividad- determine el correspondiente protocolo. Y hay que hacer los consiguientes esfuerzos en formación para que todos los que intervienen en los tajos sean conscientes de la obligatoriedad de cumplir estas especificaciones, erradicando así las desidias por costumbre o la excesiva confianza de algunos trabajadores. Como se ha dicho en algún momento, sólo gestionando la no accidentalidad con la eficacia con la que nuestras empresas saben gestionar su actividad, se alcanzará una "prevención de calidad" que permita reducir sustancialmente la accidentalidad en la construcción.
Juan F. Lazcano es presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC).
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