_
_
_
_
Entrevista:LOTINA | Entrenador del Celta | FÚTBOL | Un controvertido cambio de estilo | FÚTBOL | Un controvertido cambio de estilo

"Con lo que tenía, debía haber firmado a Karpin"

José Sámano

A sus 45 años y tras una década en los banquillos, vive más angustiado que nunca. Miguel Ángel Lotina, en su primer curso en el Celta, reconoce haber cometido algunos errores, pero está seguro de que con su peculiar método de trabajo, el equipo recuperará el buen gusto que le caracterizaba.

Pregunta. Dijo que venía a ganar títulos y resulta que los resultados son parecidos y el juego es bastante peor que otros años.

Respuesta. Yo no prometí títulos. Dije que era el momento de que la afición los pidiese. ¿Por qué? Al llegar tuve la sensación de que el vestuario del Celta no conseguía títulos pero como jugaba bien inconscientemente se conformaba con eso y quería quitar esa inconsciencia. Igual me equivoqué, pero siempre he dicho que en España hay cuatro equipos -Madrid, Barça, Valencia y Deportivo- a los que ganarles un título es muy difícil, no sólo para el Celta sino para todo el mundo.

"A mis jugadores les digo que hay que jugar bien para ganar, no para que sólo resulte bonito"

P. ¿La directiva no le vendió ese mensaje, menos bonito y más títulos?

R. Cuando la directiva me ficha imagino que ya sabe lo que quiere. Tengo mi historial y si he llegado donde he llegado es por mi manera de trabajar. He traído mi filosofía y mi método y en ningún momento el club me pidió un título. Además, hay que tener en cuenta que hemos bajado el presupuesto respecto al año pasado (un 18%) y pedir un título significaría que yo soy un fenómeno. No es lógico pensar que con menos hombres, un entrenador con menos historial que el anterior y menos presupuesto vayas a conseguir un título cuando no se ha conseguido nunca.

P. ¿Es consciente de que el equipo juega mucho peor que antes?

R. Hasta cierto punto. La gente se acuerda de los partidos con el Liverpool, con el Aston Villa, con el Benfica; pero hace dos años no entró en la UEFA, tuvo que jugar la Intertoto. Y estuvo doce partidos seguidos sin ganar en Liga.

P. Se le ve más tenso que nunca, angustiado. Jamás se le había visto con un árbitro como se puso el día del Betis al término del partido.

R. Probablemente sí. Mi mujer también dice que he cambiado.

P. ¿Quizá, porque siente que esta es su gran oportunidad?

R. No, no, no, no...Tengo miedo de defraudar a la gente que ha confiado en mí, es por eso, no porque se trate de una oportunidad. La gente no entiende que mi ambición no es entrenar al Madrid o al Barça. Mi ambición es trabajar en un sitio donde confíen en mí y esté a gusto. En Osasuna también sentí la presión a defraudar. Y esa presión la tengo ahora, lo noto.

P. ¿Será por esa autopresión el que haya tomado algunas decisiones tan discutibles como encerrar al equipo para amarrar un gol en San Mamés y acabar perdiendo?

R. Sí, sí. A Bilbao fuimos sin Gustavo López, un jugador clave. Estábamos jugando con Edu y Jesuli, pero de repente desaparecen, su nivel no está donde debía. Entonces intenté dar más fuerza al equipo y salió mal. En los últimos años el Celta había jugado siempre con Karpin-Mostovoi-Gustavo López y arriba Catanha. Luego entraban en algunos momentos Edu y Jesuli, jugadores jóvenes que se estaban haciendo. Este año, sin embargo, en muchos momentos han tenido que ser la referencia. Y no es lo mismo. En San Mamés estuve seguro de haber hecho lo mejor, pero visto el partido tenía que haber hecho otra cosa. A veces aciertas y a veces fallas. Igual...sabiendo lo que tenía la decisión más importante para mí hubiese sido firmar a Karpin.

P. ¿Tanto se ha arrepentido?

R. Hay un poco de todo. Cuando yo supe lo que pasaba con Karpin, puse sobre la mesa a dos chavales con proyección, dos futbolistas españoles de 23 años con experiencia en Primera.

P. ¿Quiénes eran?

R. Gallardo (Sevilla) y Sales (Valladolid). Por un tema económico no vinieron. Yo intento traer a jugadores que puedan cumplir y patrimonializar el club. A Karpin nunca lo hubiéramos podido vender y a estos chavales sí.

P. Tampoco parece que haya fichado muy bien. Sin relevos para Karpin contrató a José Ignacio, medio centro como Vagner, Luccin y Giovanella.

R. Es verdad que Karpin es un jugador de banda que trabaja fenomenal y cuando no estaba el Celta tenía un problema. Ahora lo hemos tenido también. Pero con dos laterales como Velasco y Sylvinho, que se van mucho al ataque, equilibras un poco.

P. Ya, pero dejó ir al ruso y no llegó nadie en su puesto.

R. No me gusta dejar solares, es uno de mis defectos. Cuando estoy en un club me gusta mirar al terreno de juego y a la grada.

P. Dice que tiene miedo a defraudar. ¿Dónde se pone el listón?

R. Estamos mejorando día a día y creo que al final el equipo va a gustar. No me quiero comparar con nadie, pero al final el Celta va a estar ahí y la afición dirá que hay un equipo que trabaja bien, que ataca bien, que defiende bien. En cuanto a mí, mi triunfo será que el vestuario diga 'aquí hay un entrenador que trabaja' y que los ayudantes y la directiva digan que hay un entrenador que tiene sentido común y defiende al club. Que cuando me vaya de Vigo haya gente que me llame cuando gane y cuando pierda, como hacen ahora desde Soria y desde Pamplona. Mi meta no es salir en EL PAÍS o en la primera del As o el Marca, no busco eso, no quiero notoriedad. Mucha gente piensa que como técnico de Primera mi ambición es ir al Madrid, al Barça, al Athletic... ¡Pues no señor! No es mi caso, no tengo ninguna necesidad.

P. Suena demasiado frío.

R. Lo importante es que aquí al lado mis ayudantes me estén esperando para jugar una partida. En Osasuna, por ejemplo, la echábamos todos, los diez que íbamos: el médico, el gerente, el utilero, el masajista...hasta el cojo.

P. ¿Con esa manera de ser le respeta el vestuario?

R. Muchos técnicos piensan que cuanto más griten, más tacos digan y más multan pongan más le respetan. No es así. El respeto en el fútbol es la sabiduría del entrenador. Si tú sabes y convences al jugador tienes el respeto. Si él ve que no sabes, por mucho que hables en la prensa, grites y te cagues en no sé quien, te pierden el respeto. Lo digo por experiencia propia.

P. ¿Cómo consigue motivar a una plantilla poco renovada, algo acomodada tras los últimos años de éxitos y bastante conflictiva?

R. Vayamos por partes. De conflictiva nada. Yo también traía esa idea y de eso nada. Es una plantilla muy trabajadora y con ganas de aprender.

P. Hombre, no me diga eso, cuando McCarthy larga cada dos por tres, cuando Kaviedes ha estado desaparecido, cuando Vagner se ha pegado con unos cuantos...

R. No, no, no, no. Benny sale en la prensa y eso pero luego dice que no ha dicho nada y conmigo tiene buena relación. ¿Kaviedes? No cuenta conmigo y nunca ha tenido una mala palabra. Y mi relación con Vagner es excepcional. Ocurre que un día le corregí cuatro cosas en un entrenamiento y luego no jugó porque estaba lesionado, pero la prensa pensó que fueron por las correcciones. Cuando corrijo no lo hago para culpar a nadie, sino para que sean mejores. Yo nunca les echo la culpa en la prensa para quitarme yo la responsabilidad. Tengo miras largas. Cuando algo no funciona no digo cambio y fuera. Intento enseñar.

P. ¿No se siente un quijote?

R. Sí, sí, claro, pero me han contratado por ser así. En diciembre diré 'señores hace falta esto y esto'. Si el club no puede hacerlo no saldré a la prensa, seguiré trabajando con lo que tengo, intentando mejorar día a día.

P. Se le nota su devoción católica.

R. No meta la religión en esto. Tiene que ver con mi educación. Nací en un caserío y viví de la tierra.

P. ¿Es cierto que aprendió el castellano con 8 años?

R. Sí. Y eso sí que me puede influir, pero no metamos a la religión. No me gusta culpar a los demás porque me gusta que mi equipo tenga ilusión, sea entusiasta en lo que hace y para ello lo mejor es no tener excusas. Hombre, en esta profesión a veces tienes que echar la culpa a alguien, como yo hice con el árbitro en Sevilla. La presión es tanta...

P. ¿Qué pasó en la Copa?

R. Fue muy desagradable. Metí mucha presión a los jugadores, les dije que perder con el Numancia sería un fracaso. Creo que les perjudiqué. Sé que en algunos vestuarios se han tratado a patadas y han llegado títulos, pero para mí el vestuario es fundamental. Vamos a ver, hay muy pocos entrenadores que me puedan enseñar algo y hay muy pocos técnicos a los que yo pueda enseñar. ¿Dónde está la diferencia? En convencer a la gente.

P. Habla mucho del club y del vestuario. ¿Y la grada qué le dice?

R. Que el resultado llega a través del buen juego. Lo primero que les digo a mis jugadores es que hay que jugar bien para ganar; ese es el camino. No hay que jugar bien por el simple hecho de hacerlo bonito.

SCIAMMARELLA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_