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Reportaje:DE LA NOCHE A LA MAÑANA

Miseria de la política mítica

Nunca como ahora un gobierno autonómico había disfrazado de gran salto adelante una política incapaz de cumplir sus absurdos objetivos sin que todavía se practiquen detenciones preventivas

Tampoco la Mostra

Lo que importa para que un festival de cine se consolide es su apuesta por un cierto glamour que no desdeñe el empuje de sus propias señas de identidad, bien sea por la vía de la especialización exótica o por la más exigente de la selección de filmes de calidad en sus secciones más definitorias. En la Mostra valenciana no hay nada de eso, ni definición, ni señas, ni identidad, y cada vez se parece más a esas merendolas turísticas de verano, ya se celebren en Peníscola o en L'Alfàs del Pí, que todo lo fían a la presencia de estrellas de segundo orden y a la proyección de películas mil veces vistas o en todo innecesarias. Un festival que se montó como lugar de encuentro de los cineastas del Mediterráneo se convierte en un jolgorio inútil y de difícil justificación presupuestaria. Encima, hasta Virosque le echa en cara su desenfado en nombre ¡del empresariado católico! Todavía veremos a Berlanga Senior procesado por sus amigos de ahora en nombre de su inédito anarquismo vocacional.

Un temor inmerecido

Aznar hace todo lo posible por parecerse cada vez más a ese ridículo Capitán Garfio condenado a una imaginaria permanente porque nunca sabe por dónde va a salirle Peter Pan ni, lo que es peor, Campanilla. Cuando no sueña que le persigue un cocodrilo felipista, padece de insomnio a cuenta de un calamar de muchos zapatos. El bacalao tiene que ver con todo y con nada, y así se pone al borde de un ataque de nervios con el asunto del agua, inaugurando primeras piedras inaugurales abocadas a no manar más que tristeza de postrimerías y un caudal de vertidos inservibles. Un Plan Hidrológico es algo más serio que la diseminación territorial por autonomías y más definitivo que ese tono amarillento que van tomando las actuaciones del Gobierno. La pregunta es a qué diablillo teme la facción legionaria de un cristo predemocrático.

Semilla negra

Un petrolero que navega bajo pabellón de conveniencia se parte en dos frente a las costas gallegas, los calamares huyen despavoridos mezclando su tinta con toneladas de alegre fuel tomando el baño, y dos días después Fraga Iribarne sigue en Toledo fusilando animales de montería y Jaume Matas, ministro de la cosa ambiental, anda triscando de isla en isla en Baleares prometiendo prosperidad para todos si se toman la molestia de votarle en las autonómicas. Y nadie cree oportuno presentar su dimisión. Por lo demás, tanta pena como ver el vertido adueñándose de las costas produce la mirada de pánico de las gentes que viven del mar, asomadas durante horas interminables, donde anida la impotencia, al abismo de un desastre que habrá de dejarles sin turrón en navidades y quién sabe si también sin abrigo en un invierno que sin duda será duro.

Agua va

Es muy posible que al actual ministro de Trabajo le pierda al cabo no su ambición sino la ostentosa desfachatez con que alardea de ella. No se acaba de entender a qué viene tanta prisa, teniendo ya el futuro asegurado por varias generaciones, de manera que el ya conocido en ambientes decisivos de Madrid como Eduardo El Correcaminos alimenta el peligro de no arribar a puerto seguro, el que sea, a cuenta de la premura de sus precipitaciones. Y eso que es de los que comen y dejan comer y que una de sus frases preferidas -que hay que entender en todo lo que vale- es que habrá de sobra para todos. Mientras los suyos tildan de traidores a los que ven en el PHN un plan nacional más que hidrológico, arrasa también en Aguas de Valencia, por donde se ve que, careciendo de petróleo, el futuro de nuestra Comunidad pasa por el filtrado de las aguas, ya sea las que existen o las que permanecen en llamada de espera. Y Aznar que lo vea.

Una mítica desastrosa

Más que humo, este Gobierno vende cemento y otros materiales de mucha fragua. A horas de ahora, sucede no ya que ninguna de las grandes realizaciones que habrían de situarnos a la cabeza de Europa y de América del Sur funcionan según la hinchazón inicial de sus propósitos, sino que las pérdidas en euros europeos rozan la bancarrota, de manera que ni las artes, ni las ciencias, ni un parque temático prendido de los decorados de Samuel Bronston rinden lo que auguraron sus progenitores, por más que parte de los afectos haya mojado lo suyo en tales despropósitos como para encontrar en el agua clara el pretexto de sus meritorias tribulaciones. Dejarlo todo como estaba no es fácil, ahora que nuestros emprendedores empresarios usurpan el lugar de la sociedad civil, de manera que los ahorradores de las cajas correrán con los gastos del envite. Y aún así, faltará el socio que remate con café, copa y puro.

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