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Reportaje:

Cámaras en el corazón de la justicia

Un juez de Estados Unidos permite retransmitir en televisión la deliberación del jurado en un caso de asesinato

Cedric Harrison, de 17 años, está acusado de matar de un tiro en el pecho al dueño del coche que pretendía robar. Dado que el crimen ocurrió en Tejas, el Estado que aplica con más soltura la pena capital, el joven Harrison lo tiene complicado para evitar la inyección letal. Un jurado tendrá que determinar su culpabilidad e imponer un castigo, que será posiblemente la pena de muerte. Los 12 miembros de ese jurado no estarán solos: por primera vez en la historia jurídica de Estados Unidos, una cámara de televisión grabará las deliberaciones. El acusado ha dado permiso; la fiscalía quiere evitarlo.

El programa Frontline, de la cadena pública PBS, no es en absoluto un reality show. Es un espacio de investigación y documentación con tanto prestigio que se le confiere un cierto carácter educativo para la sociedad de EE UU.

El canal público PBS emitirá las imágenes siguiendo "estrictos" modelos periodísticos

Los productores de Frontline pensaron que el ciudadano medio, acostumbrado a ver juicios convertidos en espectáculos televisivos, puede llegar a perder el respeto por su sistema judicial si la imagen que recibe oculta lo que ocurre en la sala donde delibera el jurado.

Buscaron un juicio común, un asesinato vulgar, si alguno merece esa denominación. Lo encontraron en Houston (Tejas), donde oponerse a la pena de muerte se contempla como una falta de cordura. Dieron con un juez dispuesto a conceder un permiso de grabación "para iluminar un proceso envuelto en misterio", según el magistrado, y lograron también el beneplácito del acusado, que a estas alturas tiene poco que perder.

Al contrario. Su abogado, Ricardo Rodríguez, consciente de la inclinación justiciera de los ciudadanos de Tejas, cree que la grabación de las deliberaciones "sólo puede ayudarnos. Al menos nos permite asegurarnos de que todo se hace correctamente, de que no hay nada que ocultar". Consciente del valor social que puede llegar a tener la imagen televisada, Rodríguez añade: "Si el Estado de Tejas quiere ejecutar a un joven de 17 años, el mundo entero debería presenciarlo para garantizar que se hace bien". Cabe entender que Rodríguez se refiere al proceso, no a la ejecución.

Sin embargo, muchos expertos jurídicos creen que el abogado defensor puede haber cometido una equivocación irreparable: en un Estado como Tejas es casi imposible que un miembro del jurado se oponga a la pena de muerte si sabe que una cámara está grabando semejante atrevimiento.

Un editorial de The New York Times alertaba sobre otros efectos negativos de la presencia de cámaras: "Los miembros del jurado, especialmente los que tengan una educación limitada y sean mal articulados al hablar, pueden no querer intervenir si saben que ellos mismos están siendo juzgados por los espectadores en sus casas", dice el diario. En una sociedad como la estadounidense, en la que sus ciudadanos parecen nacer con un gen televisivo, puede ocurrir también lo contrario: que algún jurado interprete la deliberación como los quince minutos de fama que Andy Warhol prometió a cada ser humano. De hecho, sólo 14 de las 110 personas citadas como posibles miembros del jurado para este proceso han sido descartadas porque se oponían a la presencia de cámaras en la deliberación.

El juez del caso, Ted Poe, ampara su permiso en el convencimiento de que la sala de deliberación es un reducto demasiado inexpugnable, tan sacrosanto que mostrarlo en televisión aumentará la confianza en el sistema judicial: "Tenemos razones para estar orgullosos de nuestro sistema judicial y el público debe tener la oportunidad de verlo en funcionamiento", asegura a través de un portavoz.

La fiscalía, que pedirá la pena de muerte para Harrison, ha recurrido. Asegura que las cámaras hacen que los miembros del jurado "sumen a su función la de interpretar un papel en una serie al estilo de Supervivientes", dice en su recurso.

El acusado no sólo ha dado permiso, sino que se ha comprometido también a no usar la grabación en futuros procesos de recursos y apelaciones contra la decisión que salga de esa sala. La PBS no emitirá las imágenes hasta dentro de un año, en un programa especial de dos o tres horas de duración, "sujeto a los modelos éticos, periodísticos y artísticos más estrictos", aseguran los productores.

Sala de  ejecuciones en una prisión de Estados Unidos.
Sala de ejecuciones en una prisión de Estados Unidos.ASSOCIATED PRESS

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