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LA VENTANA DE MILLÁS

Colores

Apretaba y palpitaba, apretaba y palpitaba; luego, al final, cuando más palpitaba me entraban como unas enormes ganas de hacer pis. Después me quedaba muy floja mucho rato y sólo podía pensar en colores. El color de apretar era el color amarillo, el color de no lo voy a hacer más era el color negro.

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