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Un hombre muere degollado al intentar evitar el robo en un bar de un amigo en Colmenar Viejo

La víctima cayó exánime en la calle cuando trataba de llegar a su casa

F. Javier Barroso

Nueva muerte violenta en la región. Un vecino de Colmenar Viejo, Sixto Jaime Sanz de Lema, de 54 años, murió degollado en la madrugada de ayer junto a su domicilio, en la urbanización Vista Nevada. Las primeras investigaciones apuntan a que la víctima, que llegó tarde a su casa, vio cómo unos ladrones habían entrado en el bar La Rotonda, propiedad de unos amigos. Intentó entonces evitar el delito, pero los asaltantes le arrebataron todas sus pertenencias, incluida la documentación. Después le degollaron y le propinaron diversos golpes por todo el cuerpo.

Las primeras investigaciones señalan que unos ladrones entraron a robar en el bar cervecería La Rotonda, que se encuentra dentro de la urbanización. Para forzar la verja de una de las ventanas, partieron la antena y el mástil de un quiosco de prensa cercano. Con la barra hicieron palanca y arrancaron de cuajo los barrotes. Después, rompieron un trozo de cristal y entraron al interior de local. Allí se apropiaron de la caja registradora, a la que cortaron el cable, del aparato de música, el descodificador de Canal Plus y algunos cupones de la ONCE para el viernes y para la semana que viene. "Es muy raro. Teníamos dinero en efectivo en un vaso en una de las estanterías y ni lo han tocado", explicó la dueña del comercio.

Mientras, Sanz regresaba de tomar unas copas con unos amigos aprovechando que ayer libraba en el trabajo. Un amigo suyo lo dejó en la calle del Pintor Sorolla, a unos 200 metros de la entrada de su domicilio. En su camino de entrada a su casa, pasó ante el bar de sus amigos y, al ver que había gente dentro y que la verja estaba en el suelo, entró a ver qué sucedía, según las hipótesis de sus amigos. "No sabemos a qué hora pasó todo, porque el cadáver lo han encontrado ya por la mañana, pero seguro que fue mucho antes", añadió la dueña del local. Dentro de éste había algunas manchas de sangre, como si alguno de los ladrones se hubiera cortado al entrar en el bar por el cristal fracturado.

Eran las siete de la mañana cuando un vecino de la víctima, que vivía en la calle de Zurbarán, 10, de Colmenar Viejo, halló el cuerpo de Jaime Sanz tirado junto a la entrada de la piscina de la urbanización donde vivía. Estaba boca arriba, a 15 metros de su portal. La víctima presentaba un profundo corte en la parte derecha del cuello y no se movía. Lo rodeaba un gran charco de sangre. "Como estaba tan oscuro, casi me tropiezo con él. Iba corriendo y menos mal que he saltado. Es lo último que esperaba encontrarme a esas horas", señaló el vecino, quien acudió al quiosco de prensa y avisó desde ahí a la Guardia Civil.

Al lugar acudieron efectivos de una UVI móvil del Summa que sólo pudieron certificar la muerte de Sanz. La víctima, que estaba cubierta con un chubasquero azul, carecía de la documentación, de un collar de oro y de sus anillos. Un pequeño reguero de sangre iba desde la salida del bar hasta el sitio donde cayó muerto el vecino del Colmenar Viejo.

Sanz enviudó hace unos diez años. Ahora vivía con una de sus dos hijas, que trabajaba como dependienta de un comercio en Colmenar Viejo. Su otra hija, profesora de Religión en un colegio cercano, está casada y espera un bebé, según señalaron los vecinos. La víctima había trabajado en una cantera de piedra en El Boalo hasta que se trasladó a Colmenar Viejo, donde comenzó a trabajar como vigilante de la puerta de una residencia de la tercera edad de la Comunidad de Madrid. De hecho, este centro se halla a escasos 500 metros de donde vivía. Después fue trasladado a la residencia de Aranjuez, donde trabajaba actualmente.

La muerte de Sanz causó una gran consternación en la urbanización Vista Nevada, formada por 12 bloques de viviendas. Jaime, como era conocido, era muy querido en la zona por su "carácter amable y muy simpático". "Siempre que podía se bajaba a tomar unas cervezas o unas copas con los amigos. Era una persona muy festiva que se llevaba bien con todo el mundo", explicaron diversos amigos. "Seguro que, como era tan corpulento y tan alto, se atrevió a enfrentarse a los ladrones", añadió otro conocido.

Los comerciantes de la urbanización se quejaron de "la falta de seguridad que vive la zona en los últimos años". Según varios afectados, todos los comercios han sufrido algún atraco o algún robo últimamente. "Nos hemos hartado de mandar escritos al Ayuntamiento y de quejarnos a la Guardia Civil para que incrementen la vigilancia en el municipio, sobre todo en esta urbanización, y no nos han hecho ni caso. A mí, el año pasado me robaron más de 48.000 euros en perfumes 10 días antes de navidades", señaló un droguero de la zona.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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