La familia real preside en Roma el funeral por la infanta Beatriz de Borbón
Los reyes de España y dos de sus hijos, el príncipe Felipe y la infanta Cristina, presidieron ayer en la iglesia de Santiago y Montserrat de Roma, el funeral por el alma de Beatriz de Borbón y Battemberg, hija del rey Alfonso XIII, y por tanto tía de don Juan Carlos, que falleció el viernes pasado en la capital italiana a los 93 años. El rito, concelebrado por dos cardenales y cinco sacerdotes españoles, estuvo oficiado por el cardenal Camarlengo del Papa, Eduardo Martínez Somalo, quien describió en su homilía a la infanta difunta como a una persona que vivió presa de la "nostalgia de España", durante su largo exilio (en parte voluntario) en Roma.
Sesenta miembros de la familia Borbón, entre ellos la hermana menor del Rey, Margarita de Borbón y su esposo Carlos Zurita, que viajaron desde España, Carlos de Borbón y su esposa, además de representantes de la realeza europea como la gran duquesa Josefina Carlota de Luxemburgo, y de casas no reinantes (los italianos Saboya y algún Orleans) ocuparon asientos en la Iglesia nacional española, mezclados con famosos, como Carmen Martínez Bordiú, ex mujer del fallecido Alfonso de Borbón y nieta de Franco, y Alessandro Lecquio, nieto de la fallecida.
En primera fila, tomaron asiento los hijos de doña Beatriz: Sandra, Marco y Olimpia Torlonia, y un poco más atrás, algunos de sus nietos. Aunque se veían muchos claros en los bancos delanteros, reservados a la familia y allegados de la infanta, en la mitad trasera de la iglesia se apiñaban los periodistas, españoles e italianos, y algunas damas de riguroso luto, cubiertas con velos de blonda. Cuando el oficiante pidió a los fieles "Daos la paz", buena parte de los presentes se quedó inmóvil, y no recuperó la movilidad hasta que se les brindó la oportunidad de comulgar, cosa que hicieron en masa. La música de órgano y metales y las voces del coro de la basílica de Santa María la Mayor aportaron la adecuada nostalgia a una ceremonia solemne que se inició y concluyó con las notas del himno nacional español. Diversas coronas de flores adornaban el templo, tanto el altar mayor como la capilla donde reposan los dos papas españoles, los Borgia, Calixto III y Alejandro VI, y donde recibió sepultura el rey Alfonso XIII, hasta que sus restos fueron trasladados a El Escorial en 1980.
El cardenal Martínez Somalo transmitió a los Reyes la gratitud de todos, "por los altísimos servicios a España" que han prestado, antes de pasar a recordar las cualidades de la difunta, y su gran devoción católica. Doña Beatriz solía decir, contó el cardenal: "Le tengo un agradecimiento infinito a Dios porque nunca me ha fallado". Terminado el funeral, los Reyes acompañaron el féretro -portado a hombros, entre otros, por Alessandro Lecquio-, cubierto con la bandera de España, hasta el cementerio romano del Verano donde la infanta Beatriz recibió sepultura en el panteón de los Torlonia, la familia del que fuera su esposo.
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