Un respiro para el Recreativo
El Racing paga en los últimos seis minutos su absurdo miedo
El Racing de Santander perdió ayer en Huelva por su tacañería, por su visión miserable del fútbol. El equipo cántabro tuvo el partido a su favor desde el minuto 2, con el gol de Pablo Sierra, frente a un Recreativo que, en progresivo estado de descomposición tras una semana atroz, enfilaba la vía del desguace. Pero los jugadores santanderinos entregaron el balón a los onubenses tras el gol, se encerraron cobardemente en su área y sólo estuvieron pendientes del paso del tiempo.
El propio entrenador del Rácing, Manuel Preciado, manifestó su enfado tras la derrota y afirmó que el único culpable fue su propio equipo, que, a su juicio, estuvo "miedoso, timorato y cagón". "Tras el gol, se echó atrás y enseñó la peor cara. Marcar a los dos minutos es un sueño, pero después hicimos el peor partido de la temporada y en los últimos minutos el Recreativo reaccionó y mereció la victoria", manifestó con pesar el técnico cántabro
RECREATIVO 2 - RACING 1
Recreativo: Luque; Javi García, Loren, Álex, Sergio (Raúl Molina, m. 84); Óscar Arpón (Gallego, m. 62), Cubillo, Mario Bermejo, Diego Camacho (Viqueira, m. 78); Kaiku y Xisco. Rácing: Ceballos; Pineda, Mora, Neru, Sietes; Nafti (Matabuena, m. 75), Ismael; Pablo Sierra, Munitis (Diego Alonso, m. 79), Regueiro (Txiki, m. 72); y Javi Guerrero. Goles: 0-1. M. 2. Pablo Sierra sorprende a Luque por bajo. 1-1. M. 85. Raúl Molina desvía un balón tras una falta botada por Cubilllo. 2-1. M. 91. Raúl Molina, de cabeza. Árbitro: Muñiz Fernández. Amonestó a Cubilllo, Mario Bermejo, Sietes y Nafti. Unos 14.000 espectadores, en tarde de lluvia, en el Nuevo Estadio Colombino.
El Recreativo puso sobre el terreno lo poco que tiene: lucha hasta la extenuación, ganas y el amor propio herido tantas veces durante esta temporada.
Su entrenador, Lucas Alcaraz, al que el presidente del consejo de administración del club, Francisco Mendoza, había amenazado frívolamente esta semana con destituirlo si el equipo tropezaba frente al Racing, introdujo a cinco jugadores poco habituales en la alineación inicial. Y se encontró con dos hallazgos: el juego bullicioso de Kaiku en la delantera y la seguridad de Luque en la portería.
El partido discurrió con un fútbol de rechaces, de entregas al rival, de especulación y miedo. El Racing pareció en todo momento desconfiar más de sus propias posibilidades que del adversario.
El Recreativo atacó y atacó a su manera: con punterazos que terminaban en la grada y con balones bombeados que nadie acertaba a rematar. Pero siguió, erre que erre, con la paciencia de un santo y, finalmente, halló al ariete Raúl Molina, que salió en el minuto 84, tocó dos balones y en ambas ocasiones marcó gol. En ocasiones también hay alegría en la casa del pobre.
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