Provocación
El presidente del Fútbol Club Barcelona, Joan Gaspart, y el líder del PP valenciano, Eduardo Zaplana, se parecen demasiado. Los dos consideran una provocación que el rival visite su terreno de juego. Afortunadamente, los seguidores del segundo no se han dedicado a lanzar botellas como hizo una parte de la grada del Camp Nou sobre Figo. Los seguidores de Zaplana se limitaron a abuchear, como escolares en un cine de barrio, a los dirigentes de la oposición invitados a ofrecer en vídeo sus opiniones sobre el Plan Hidrológico Nacional. En la juerga, por cierto, hubo adhesiones tan difíciles de justificar como la de Julio de Miguel, presidente de una caja de ahorros cuyos impositores pueden pertenecer también a los partidos de Joan Ignasi Pla y de Joan Ribó, e incluso a muchas de las organizaciones que ayer congregaron a miles de personas en Valencia en contra del plan. En el caldeado ambiente de forofos, no es de extrañar que Rafael Ferrando, responsable de la entidad convocante, la patronal Cierval, deslizase frases curiosas. Por ejemplo, al aludir a "la materia prima improductiva de las zonas excedentarias", una definición del agua que los manifestantes de ayer y cualquier ciudadano con sensibilidad ecológica no podrán compartir; o al aclarar que el trasvase del Ebro no va destinado a regar cultivos, como haría pensar un auditorio masivamente agrario, sino a "todos los sectores económicos, sin excepción", lo que puede ser interpretado por los adversarios como una provocación si tenemos en cuenta que el campo valenciano ha hecho un esfuerzo importante por reducir la pérdida de agua mientras derrochan lo suyo (según las estadísticas del INE) las redes de abastecimiento urbano, un "sector económico" insaciable a la vista de los millones de metros cuadrados de suelo urbanizable. Pedir agua para usarla o defenderla en nombre del medio ambiente constituye un debate que no puede resolverse dividiendo España en dos bandos de hinchas que no quieren renunciar a nada. Si tan fundamentales son para nosotros los recursos hídricos, ¿por qué no se ha creado todavía una Agencia Valenciana del Agua? De todas maneras, a Zaplana, y a Olivas, ahora mismo son otras las aguas que les preocupan.
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