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LA POLÍTICA DEL AGUA

Elogio del papel de las culturas locales para salvar los humedales

Sara Velert

"En varios países asiáticos comer significa siempre comer arroz". Esta cita textual, como otras muchas contenidas en el libro Patrimonio cultural de los humedales, es expresión del estrecho vínculo de la actividad humana, la cultura y la tradición con las zonas húmedas. Estos espacios naturales han ejercido una atracción sobre los pueblos desde la Prehistoria y de ellos han nacido paisajes y cultivos, obras de arte, viviendas y construcciones hidráulicas singulares, artes y aparejos de pesca, creencias, folclore, saberes populares... La protección de estos valores culturales inspira las investigaciones del libro coordinado por María José Viñals, directora adjunta de la Sede para el Estudio de los Humedales Mediterráneos (Sehumed) de la Universidad de Valencia y profesora de la Politécnica, y publicado por el Ministerio de Medio Ambiente.

Presentado el viernes en un evento paralelo de la conferencia, el libro analiza en primer lugar el concepto de paisaje cultural, definido por la Unesco como representación "de las obras combinadas de la naturaleza y el hombre", y recorre los ecosistemas de arrozales, los oasis tradicionales, las salinas y su papel "crucial en la economía de muchas civilizaciones", y los humedales con aprovechamiento marisquero. El paisaje de los humedales y su vegetación han servido también de inspiración para la pintura, la escultura, la literatura -el delta del Misisipí en la obra de Mark Twain, L'Albufera en las de Vicente Blasco Ibáñez-, el cine, la música...

La segunda parte del libro ahonda en la riqueza de los humedales y se centra en el patrimonio cultural, material y el inmaterial. Ejemplo de ese patrimonio material son las viviendas singulares de los humedales, como las casas construidas sobre pilotes de madera en el delta del Orinoco (Venezuela), las fabricadas con sillares de sal en el Salar de Uyuni (Bolivia), o las barracas y chozas de las zonas húmedas españolas. Norias, molinos, acequias y canales configuran también este entorno.

La defensa y protección de esta riqueza marcó otro acto de la conferencia. Así, Melisa George defiende desde Burdekin Dry Tropics Group los derechos de los aborígenes australianos, y María Elena Foronda hace lo mismo desde el Instituto Natura de Chimbote, en Perú.

Joel Mora y María Isabel Pérez, de Costa Rica y El Salvador, respectivamente, denunciaron "la impunidad" ante las agresiones al medio ambiente y los derechos humanos con la construcción en sus países de presas que inundan sus pueblos y obligan a desplazarse a miles de indígenas, amenazan sus manglares -alguno declarado sitio Ramsar- y cambian el curso de los ríos. Y expusieron un lema final válido para todos ellos: "El respeto al territorio es el respeto a la vida, por nuestro futuro común".

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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