PNV y EA se comprometen a negociar la coalición antes de fin de mes
Las delegaciones de PNV y EA encargadas de explorar el acuerdo preelectoral se han comprometido a negociar en el mes de noviembre los términos en los que se presentarán en coalición .
En las tres reuniones oficiales celebradas hasta ahora -contactos oficiosos aparte- los representantes de ambos partidos no han alcanzado una aproximación que invite al optimismo, como dejan entrever las duras declaraciones de dirigentes de EA y el silencio mantenido por el PNV. Están, sin embargo, apremiados a alcanzar el acuerdo en lo que resta de mes, un periodo de tiempo inferior al que llevan negociando. Ni siquiera los dos precedentes pesan lo suficiente para favorecer un resultado positivo y de lo recorrido hasta ahora se deduce que los negociadores parten de cero a la hora de concretar los términos de un acuerdo.
Aunque las bases de ambos partidos consideran imprescindible mantener la coalición, la negociación de sus términos ha comenzado en medio de la fuerte tensión creada por una puesta a prueba mutua que obliga a aplicarse a los comisionados. La política de desgaste que puso EA en práctica al dilatar hasta finales de octubre el inicio de esta negociación, cuando se había comprometido a hacerlo en septiembre, fue respondida por parte del PNV con la proclamación de Román Sudupe como candidato a la alcaldía de San Sebastián, el plato fuerte a repartir por la coalición en el que los dos partidos se consideran con sus derechos.
La iniciativa del PNV fue respondida en la asamblea nacional de EA que, al dar luz verde a la negociación el 22 de octubre, puso el veto a Sudupe, como lo reconoció al día siguiente Rafael Larreina y posteriormente repitieron Begoña Errazti y Gorka Knörr. EA reivindicó la cabecera de lista de San Sebastián, tradicionalmente ocupada por esta formación, a la vez que criticaba al diputado general de Guipúzcoa, por no sintonizar con la política soberanista del lehendakari.
La diferente concepción que tienen de la coalición es otro escollo importante para los negociadores. El PNV plantea un acuerdo de coalición global y representativa de las bases en todos los territorios. EA, por su parte, pretende una coalición selectiva. Incluso las bases están divididas entre limitarse a aquellos municipios donde PNV-EA pueda arrebatar las alcaldías al PSE-EE (Donosti, Irún, Zumárraga, Andoain...) o extenderla también a aquellos donde se le quite a la antigua Batasuna, como Hernani y muchos municipios más en Guipúzcoa, porque "no hay que dar la sensación de ser antiBatasuna".
Y otra dificultad: las resistencias internas de EA a asumir la obligatoria coalición. "Tienen miedo a perder la identidad pese a obtener más puestos de representación", se afirma en medios próximos a la negociación. El partido de Errazti se enfrenta a la contradicción de tener que poner en práctica la política que desterró en su último congreso al excluir de la dirección al sector crítico, partidario de la coalición con el PNV. Entre los negociadores no hay ni siquiera un representante de la ejecutiva regional de Guipúzcoa, la más concernida por su amplia representación, y que se pronunció a favor de la coalición ya en el mes de abril.
Las delegaciones comisionadas para limar diferencias reflejan la importancia que las dos formaciones atribuyen al tema. En el PNV, el nivel no puede ser más alto: está representada por la secretaria del EBB, Josune Ariztondo y el responsable de política institucional en esta ejecutiva, José Antonio Rubalcaba, junto a los cuatro presidentes de las ejecutivas regionales. Al frente de la delegación de EA está el responsable de organización, Rafael Larreina, acompañado de la portavoz en el Congreso, Begoña Lasagabaster y la secretaria de comunicación de la ejecutiva nacional, Onintza Lasa. En representación de las ejecutivas regionales no está ninguna de sus presidentes -los de Álava, Vizcaya y Guipuzcoa se mostraron a favor de la coalición públicamente- y acuden los secretarios de Vizcaya, Felix Gallego y de Navarra, Fermín Ciaurriz.
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