La escuela de Achúcarro
El primer acto musical de los Homenajes a Joaquín Achúcarro con ocasión del 70º aniversario de nuestro gran pianista tuvo calor, entusiasmo y alegría. La breve ofrenda de los organizadores culminó en la actuación de cinco discípulos de Achúcarro en la Universidad de Dallas y la Academia Chigiana de Siena. El concierto de ayer -inolvidable- alcanzó máxima categoría. Seguir el Brahms del italiano Marco Fatichenti (Klavierstücke, op. 119); el Chopin y el Falla (Estudio 5º y Fantasía bética), del español Daniel del Pino, nacido en Líbano -donde su padre ejercía la corresponsalía de EL PAÍS-; la juntura de uno de los grandes Estudios (op. 39) de Rachmaninov y la superlativa Polonesa-Fantasía, de Chopin según la sensibilidad de Domenico Codispoti; los Estudios de Ligeti -tradición hecha modernidad- y los Preludios de Scriabin, en manos de la canadiense de origen coreano Lucille Chung o las Variaciones sobre La Folía de España, de Rachmaninov a partir de Corelli, interpretadas por el pianista de Bari, Alessio Bax, fue más que un espectáculo una conmoción íntima y una experiencia estética de primer orden.
Homenajes a Joaquín Achúcarro
Auditorio Nacional. Madrid, 16 de noviembre.
Y aumentaba la emoción y el gozo advertir cómo en todos ellos la fuerte personalidad de Achúcarro se hacía escuela.