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Reportaje:

Los 'warrants' logran su propio mercado

Desde 1999 se ha quintuplicado la negociación de estos productos que empiezan a ser alternativa a la compra de acciones

El pasado lunes las bolsas españolas pusieron en marcha un segmento de contratación para warrants. Las cifras de negociación de estos productos se han quintuplicado desde 1999, pasando de 196 millones de euros de primas negociadas a 1.066 millones en 2001. Hasta octubre de este año, la negociación de primas ascendió a 931 millones. Sus ventajas - invertir en acciones o índices al alza o la baja y, además, con una menor cantidad de capital- convierten a estos productos en una alternativa frente a la compra directa de acciones. Se trata de poder comprar o vender a precio y plazo fijados previamente distintos activos. La ganancia es ilimitada pero la pérdida, total.

Como cualquier producto financiero derivado, los warrants exigen de mucha explicación. Una dificultad que ha ido retrasando su despegue. Sin embargo, en los últimos años empiezan a ser utilizados como un instrumento de cobertura o especulación por parte de los pequeños inversores. Salvados los problemas de entendimiento, los warrants ofrecen su atractivo a aquellos inversores que gusten de exprimir el riesgo a la renta variable y que estén dispuestos a apostar toda su inversión. Eso sí, tendrán como ventajas multiplicar sus posiblidades de ganancia al beneficiarse del apalancamiento que ofrecen estos productos. Por ejemplo, invirtiendo un tercio del dinero -esta relación varía- se abarca toda la inversión. Es decir, pagando en primas de warrants 1.000 euros se estará apostando por una acción o un índice como si se hubieran colocado 3.000 euros.

Tal y como explican en la Bolsa de Madrid, los warrants son opciones negociables que cotizan en las bolsas de valores. Otorgan a su poseedor el derecho, pero no la obligación, mediante el pago de una prima, a comprar (call warrant) o vender (put warrant) una cantidad determinada de un activo (activo subyacente) a un precio prefijado (precio de ejercicio o strike) durante toda la vida del mismo o en su vencimiento. Dichos valores son emitidos por una entidad a un plazo determinado que actualmente está comprendido entre uno y tres años.

Los warrants de compra (call) dan el derecho al inversor a comprar una cantidad determinada del activo subyacente al precio de ejercicio establecido. Se adquirirá este tipo de warrants cuando el inversor tenga la expectativa de que el activo subyacente vaya a subir. Los warrants de venta (put) dan derecho al inversor a vender una cantidad determinada del activo subyacente al precio de ejercicio estipulado. Este tipo de warrants se adquirirán cuando exista la expectativa de que el activo subyacente vaya a disminuir. Por tanto, permiten apostar a la subida o caída de los valores durante un periodo de tiempo. Como los warrants se negocian a diario en la Bolsa no es necesario esperar al año o los tres años, sino que se pueden vender o comprar en el mercado y en su precio van incorporando el acierto o desacierto en la apuesta. Pero no sólo afecta al warrant el precio del activo que se toma como referencia, también influyen la fecha de vencimiento de cada emisión, el tipo de interés, los dividendos a pagar por el activo subyacente y la volatilidad.

Apalancamiento

Los expertos de la Bolsa de Madrid explican que el inversor en warrants disfruta de algunas ventajas frente a otros productos financieros. En primer lugar, el desembolso que hay que hacer por invertir en warrants es mucho menor que si se adquiere directamente el activo subyacente. Esto es debido al efecto apalancamiento, el cual se produce por un mayor movimiento en el precio del warrant (prima) en relación a las variaciones del activo subyacente. El apalancamiento representa el número de derechos de compra (call warrant) o de venta (put warrant) que se pueden adquirir por el precio de una unidad de activo subyacente. Además, los beneficios son ilimitados mientras que las pérdidas están limitadas a la prima pagada al comprar el warrant.

En el caso por ejemplo de la compra de una call warrant, el beneficio podrá ser ilimitado cuanto mayor sea el precio del activo subyacente en cada instante respecto al precio de ejercicio del warrant. Por el contrario en el caso de pérdida, cuando el precio del activo subyacente sea inferior al precio de ejercicio en el caso de call warrant, la misma estará limitada únicamente a la prima pagada inicialmente en la inversión en warrants. Por último, cotizan en las bolsas de valores, en las cuales se negocian diariamente las primas de los mismos y dotan de gran liquidez.

Los analistas de Self Trade han elaborado un ejemplo que evidencia la capacidad de apalancamiento de los warrants. "Quieres apostar al alza por una acción, que vale hoy 50 euros. Ahora bien, sólo dispones de 2.100 euros y no quieres invertir todo en esa acción. Decides por tanto, comprar 700 euros de calls de esa acción. La prima es de 0,77 euros por call, compras entonces 900 para tener en cuenta la cuota que es de 100. Desembolsas entonces 693 euros. El efecto apalancamiento es de 3. La acción aumenta de 50 a 65 euros, es decir, un alza de 30%. Siendo el efecto apalancamiento de 3, la progresión del warrant aumenta a 3 por 30%, es decir, un 90%. Tu ganancia neta es por tanto de 623,70 euros. Si hubieras utilizado tus 2.100 euros para comprar 42 acciones, hubieras ganado 630 euros, es decir, casi tanto como con los warrants. Además colocando 700 euros en warrants, de algún modo has simulado una posición de 2.100 euros en la acción. Pero has ahorrado 1.400 euros que has podido colocar en otro lado para diversificar el riesgo".

Diferencias con futuros y opciones

Los warrants, dentro del mundo de los derivados financieros (futuros y opciones) cuentan con una gran semejanza respecto a las opciones. Es más, se consideran como unas opciones singulares en cuanto como ellas dan el derecho, que no la obligación, de adquir o vender un activo en un plazo de tiempo previsto. En este sentido, los futuros se singularizan, ya que suponen una obligación.

Los warrants ofrecen peculiaridades que les hacen más adecuados para los inversores particulares frente a las opciones con las que se comparan. Los warrants se emiten a plazos muy superiores a las opciones y, por tanto, ese derecho de compra o venta se mantiene por un periodo más dilatado de tiempo. Esta mayor duración da más posibilidades de acierto a los inversores. En periodos de hasta tres años caben muchos más momentos de acierto que si se emiten a sólo unos meses, como ocurre con las opciones.

Además, son más accesibles. El valor nominal de las opciones es muy superior al de los warrants. Este precio de partida menor facilita la entrada de inversores más modestos, con indepencia de que deseen tomar una posición mayor o menor en opciones para replicar una cartera o, simplemente, especular.

Por último, los warrantas los emiten entidades financieras y en su diseño caben numerosas fórmulas. Se pueden emitir sobre cualquier activo subyacente. Comprenden tanto valores del mercado español, como el Ibex, o acciones españolas o subyacentes del mercado internacional, como índices o acciones extranjeras. Los subyacentes también pueden ser tipos de cambio, cestas de valores y materias primas. Este amplio abanico permite estar presentes en mercados extranjeros a unos costes muy bajos.

El éxito de los warrants ha llevado a la entrada de nuevos emisores que se están mostrando muy activos. Los de mayor tradición en España son Citibank y Société Générale. Pero las entidades financieras españolas se han sumado, casos de BBVA, SCH y Banesto. También se ha producido el desembarco de otras entidades con tradición en los warrants europeos como UBS, Commerzbank y BNP Paribas.

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