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Crónica:Masters de Shanghai | TENIS
Crónica
Texto informativo con interpretación

Sublime ante el número uno

Carlos Moyà derrota al australiano y garantiza su pase a las semifinales

Lo que hizo le pareció una tontería a todo el mundo. Pero Carlos Moyà no se dio cuenta. Él estaba en lo suyo, en el partido. Y, cuando vio una pelota alta que podía caer dentro de los límites de la pista y muy cerca de la red, la pegó con un mate con todas sus fuerzas sin pensar en nada más. Lo grave fue que la bola del australiano Lleyton Hewitt se iba fuera y que la suya salió desviada por la parte lateral opuesta de la pista. Y lo que podía ser trágico era que aquel punto le daba la victoria al español. El público del New Expo Center se llevó masivamente las manos a la cabeza mostrando su incredulidad. Moyà encajó la situación con una sonrisa de complicidad. Pero no perdió los nervios y siguió buscando con ahínco el triunfo. Hasta que lo logró seis puntos más tarde por 6-4 y 7-5 en una hora y 42 minutos.

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Fue su segundo triunfo consecutivo sin perder una manga en el Masters, que se está disputando en Shanghai, y eso le aseguró matemáticamente la clasificación para las semifinales, a las que tiene acceso por tercera vez -en la edición de 1998 llegó a la final- en tres participaciones. Es el único de los ocho participantes que lo ha conseguido. Sin embargo, eso no extraña ya a nadie.

Moyà es el jugador que mejor tenis ha desarrollado hasta el momento. Y ayer su actuación resultó tan sublime que incluso el mismísimo número uno mundial le rindió homenaje. 'Desde que se ha liberado de su lesión de la espalda está trabajando muy bien y eso se nota', comentó Hewitt; 'ha mejorado en todos los aspectos de su juego y es mucho mejor jugador. Cuando pega su derecha es muy difícil devolver la bola'.

Fue un partido memorable, de aquéllos que permanecen en la retina a lo largo de los años. Moyà y Hewitt, dos de los mejores jugadores del momento, luchando con armas similares para no perder el tren de este Masters. Y los dos manteniendo un elevado nivel de aciertos, que les obligaba a ganar los puntos porque nadie regalaba nada.

'Creo que mi nivel es altísimo', confesó Moyà cuando apareció en la conferencia de prensa; 'he ganado en dos días al número tres del mundo y al número uno y eso me demuestra que estoy en la buena línea y me da confianza'.

Como suele ocurrir en estas ocasiones, el partido se decidió en poquísimos puntos. Hubo mucha igualdad en los peloteos. Pero, cuando Moyà lograba conectar su golpe de derecha, Hewitt palidecía. Con este golpe, el balear cogía el control del punto y lo iba elaborando hasta pegar la estocada final.

Sin embargo, la genialidad del español no se limitó a eso. Buscó la red sin problemas, realizó dejadas y globos y fue exasperando a Hewitt hasta que le tuvo en bola de partido. Perdió dos, antes de ceder la tercera con aquel smash que hizo palidecer a su entrenador, Joan Bosch; a sus padres, a su hermano y a su novia, Patricia Conde, en el palco.

'Si sé que va fuera, la fallo y pierdo el partido, me cuelgo de...', sonrió Moyà; 'pero no lo sabía. Me pareció que entraba y que era un golpe fácil. Por eso la pegué. Tuve mala suerte, porque de esas pelotas fallas una de diez'.

Fue un momento peligroso porque Hewitt dispuso entonces de dos bolas para romper el saque del mallorquín e igualar la manga. Pero aquello le sirvió también a Moyà para demostrarse a sí mismo que ni siquiera en las situaciones límite pierde los nervios. Y esa madurez no la tenía en el pasado.

Carlos Moyà, feliz por su triunfo.
Carlos Moyà, feliz por su triunfo.ASSOCIATED PRESS

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