La agonía del 'pink team'
El Besiktas amenaza con poner fin al periodo más luminoso y vibrante de la historia del Alavés
El pink team se juega la vida. Nada trágico, nada irreparable, porque de fútbol se trata, pero significativo en una ciudad, Vitoria, que había encontrado en el Alavés la media naranja para completar, con el Tau en baloncesto, su enamoramiento deportivo.
Hace dos cursos disputó contra el Liverpool, en Dortmund, la final de la Copa de la UEFA más emotiva y con más audiencia de la historia: diez millones de personas enganchadas al televisor a medida que caían los goles, se concretaba su remontada y avanzaba la prórroga. Casi al mismo tiempo, el Tau obligaba al poderoso Kinder de Bolonia a disputar el quinto partido de la final de la Euroliga con un banquillo menguado, con jugadores lesionados pero con la dignidad intacta... De ahí salio el pink team, en alusión a la camiseta rosa del Alavés, y la tropa del sargento Ivanovic, en referencia a la disciplina espartana del Tau.
El Alavés pone a prueba ahora sus galones ante el Besiktas (18.30, ETB-1), en Estambul, con todo en contra. Su trayectoria en la Liga es alarmante: ocupa puestos de descenso, es el equipo más goleado y sus fichajes no funcionan. Empató (1-1) en la ida, un resultado que le obliga a un esfuerzo suplementario ante un rival que gusta del contragolpe, y acusa un desequilibrio entre líneas que alarma a los más sensatos. Es decir, el pink team en entredicho.
El Alavés, por definición, cambia cada año o cada medio año. Es una obra permanentemente en construcción. Puede ser perfecta, bella, racional..., pero siempre será inacabada. Cada temporada instala el cartel de 'cerrado por reforma' y el presidente, Gonzalo Antón, comienza a recibir a los gremios -porteros, defensas, centrocampistas y delanteros- y a dar renovaciones o finiquitos. Es así cuando gana y cuando pierde.
Ahora le ha tocado perder: por las ausencias reseñadas, por las lesiones decisivas -Desio, Jordi Cruyff, Eggen-, por la inadaptación de algunos fichajes -los rumanos Mara e Illie-, por la baja forma puntual Téllez o Llorens, por los años de Karmona o Geli, por el desconcierto de Iván Alonso o Rubén Navarro... A todo eso José Manuel Esnal, Mané, el técnico, lo llama tensión, pero lo que refleja es indefinición.
El espíritu del pink team está presente. Pocos acompañantes voluntarios, apenas unas decenas de seguidores; notable presencia de políticos alaveses, del PP y Unidad Alavesa; recuerdo permanente de la antigua eliminatoria con el Inter -se empató en Vitoria y se puso Milán patas arriba- y apelación de Mané a los veteranos, a los vestigios de aquel equipo encantador.
Con las bajas de Pablo, el único vitoriano, y de Abelardo y Edu Alonso, por lesión, Mané ha reunido a los restantes de los viejos tiempos El espíritu del pink team, en definitiva, con las incorporaciones obligadas. 'Son partidos que realzan la ilusión', dice. Partidos que ayudan a elevar la tensión.
Contra las águilas negras del Besiktas, el pink team pone a prueba su color. O el rosa de los buenos tiempos o el sucedáneo de los años setenta al que la beautiful people llamaba 'rosa palo'.
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