La literatura del desastre del 98
Manuel Moreno Alonso, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Sevilla, ha estudiado con acierto la Generación del 98. Su libro La literatura del desastre (Alfar) es una de las incursiones más documentadas e inteligentes publicadas en los últimos años en torno a un grupo de escritores que certificaron el declive de España y propusieron fórmulas para remediarlo. El subtítulo de esta obra -Una crítica histórica desde la otra cara del espejo- muestra a las claras que Moreno Alonso no se ha limitado a recorrer caminos trillados y que no ha tenido ningún problema en desmitificar determinadas posturas que algunos estudiosos consideran artículos de fe. Moreno Alonso utiliza como cañamazo de su libro la obra de Pío Baroja, uno de los grandes del 98. Los nombres de los capítulos de su estudio tienen una honda raigambre barojiana: La feria de los discretos, El árbol de la ciencia, La lucha por la vida, Las mixtificaciones de Silvestre Paradox, Cuentos de vidas sombrías, El tablado de Arlequín, El mundo es ansí, Los visionarios, Las veleidades de la fortuna y Los cazadores de moscas.
'Un siglo después puede demostrarse con los datos en la mano que la relación de aquellos escritores y su obra con el mundo del que se ocuparon -la realidad- fue bien casual y superficial. En otras palabras, y con todas las matizaciones posibles, que en no pocas de sus 'divagaciones' cualquier parecido con la realidad fue en muchas ocasiones mera coincidencia', señala Moreno Alonso.
'Luego está el enunciado, bien equívoco e inexacto, del título del producto, el de la generación de 1898, que ha arraigado con una fortuna tan extendida como inexacta. Pocas etiquetas literarias o históricas han gozado de más fortuna en la historia de España, hasta el punto de dar lugar a un hecho que en verdad nunca existió. Pues como señalaría muchos años después don Pío Baroja, nunca hubo en propiedad una generación del 98; o, por lo menos, si la hubo, él no pertenecía a ella', agrega Moreno Alonso.
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