Vivir de prueba en prueba
Más de mil jóvenes artistas han acudido a las audiciones que ha realizado en Madrid la compañía israelí Mayumaná
'El trabajo de los que se dedican al mundo del espectáculo consiste en actuar cuando les contratan y hacer castings todo el día'. Así de claro lo explicaba Silvia de Esteban, canaria de 30 años, mientras esperaba su turno para ponerse a prueba delante de un jurado. Le tocaba demostrar unas grandes dotes en danza y percusión: la audición la había convocado Mayumaná, la compañía de origen israelí que actúa desde hace un mes en el teatro Nuevo Apolo.
Los miembros de Mayumaná (palabra que en hebreo significa destreza) son auténticos genios a la hora de combinar el ritmo de los pies con todo tipo de objetos de percusión, en unos espectáculos que tienen un poco de humor, otro tanto de danza y otro de interpretación. Dicho así, cuesta imaginarse uno de sus montajes, pero el caso es que desde que nació, hace seis años, se han hecho famosos en el mundo entero, que recorren sin cesar. Y tienen la costumbre de convocar audiciones allí donde paran.
A la del pasado jueves en Madrid se presentaron cerca de 1.200 jóvenes con formación de todo tipo: músicos, actores, bailarines o bailaores, la mayoría de ellos auténticos profesionales de los castings.
'Me presento a todo lo que puedo', comentaba Diana Pintado, una bailarina de 22 años, que bien podría ser el prototipo de joven profesional del mundo del espectáculo: ha trabajado en números de flamenco, de funky y de teatro; ha actuado en Japón y ha montado una compañía (Shangay) con algunas compañeras que también habían acudido a la llamada de Mayumaná. Diana trabaja en teatros, en centros comerciales o en fiestas de inauguración. Vamos, donde haga falta.
Los aspirantes, que estaban convocados a las once de la mañana, permanecían sentados en las butacas del teatro e iban subiendo, de 10 en 10, a probar fortuna. Mientras, sin que ellos lo supieran, estaban terminando con un mito, el de los famosos nervios de un casting. A base de pasar la vida de audición en audición (como ellos dicen), no se respiraba el nerviosismo por ninguna parte.
Antes de comenzar, y con la ayuda de una traductora, uno de los bailarines de la compañía les explicó en qué consistiría la cosa: 'En la primera parte, sólo queremos comprobar la coordinación y el ritmo. Algunos pensaréis que es demasiado corta para probaros, pero tenemos mucha experiencia y para nosotros será suficiente'.
Cada aspirante recibió un par de varas y tuvo que subir al escenario para repetir los pasos que deben ir a contratiempo con los golpes de percusión. Lo intentó Taera, británica de 27 años, y cantante de profesión: está grabando su primer disco, en su casa, con un ordenador. Y Conchi Almeda, barcelonesa de 29 años y formada como actriz, trapecista y acróbata, con experiencia en café teatro, discotecas o performance. También Clara San Juan y Pepe Velasco, que llegaron desde Toledo; ella es camarera y él técnico del parque de la Warner, empleos a los que recurren cuando no hay trabajo en el espectáculo.
No está claro cuánta gente de estos miles de aspirantes escogerá Mayumaná para su compañía internacional; eso depende de los artistas que encuentren válidos, explica Taly, una componente de la compañía que habla español (es hebrea de madre mexicana). A los afortunados les quedan aún otras dos pruebas, que se celebrarán otro día.
No es la primera vez que Mayumaná se presenta en Madrid con este espectáculo. Estuvo la primavera pasada, y fue todo un éxito de público, con más de 30.000 espectadores en tres semanas. La compañía cuenta con dos grupos: uno que actúa durante todo el año en Tel Aviv y otro que va de gira por todo el mundo. Ya tienen en mente el próximo espectáculo: será para niños y se llamará Aldabada. Convocarán otra audición para este montaje y buscarán, una vez más, artistas perfectos para su tipo de trabajo: 'Diabluras y una chispa de locura, junto con un ritmo obligado', en palabras de sus dos creadores, Eylobn Nuphar y Boaz Berman.
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