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Reportaje:PEÑA ENTORCAL | EXCURSIONES

Amaneceres de la sierra

Este cerro de 1.540 metros ofrece una vista inolvidable de Navacerrada a primeras horas de la mañana

El hombre se ha apartado tanto de los ritmos de la naturaleza, que una cosa tan de pajarito como levantarse con el primo sol se considera una cruz, un dogal, casi un baldón. Hay incluso una agencia de senderismo que organiza rutas para dormilones, los cuales no pisan el campo antes de mediodía.

Puede que sea muy divertido salir de Madrid a la hora punta y echarse a andar con el sol cayendo a plomo, pero a nosotros nos parece una pena perderse por sistema las amanecidas de la sierra. Y a ver quién nos discute -si a madrugar no nos ganan ni los tahoneros- que las más bellas de todas son las que se contemplan desde los alrededores de Navacerrada.

Desde la misma carretera que rodea el pueblo por el norte, a la altura del Portazgo, justo allí donde se alza el hotel Arcipreste de Hita, habremos visto docenas de veces cómo el sol naciente se desangra tras la dentellada de la Pedriza, tiñendo de rojo el firmamento; cómo a nuestros pies, en la penumbra violácea de la nava cerrada por montañas -eso es Navacerrada-, el pueblo se va materializando, roto el hechizo de la noche, a orillas de su embalse, que a esa hora parece de mercurio, y cómo en el lejano sur, allende la sierra de Hoyo de Manzanares, un mar de nubes bajas anega la llanura donde millones de madrileños duermen ajenos a tanta belleza.

Con el sol aún no muy alto, los tejados de pizarra del pueblo brillan como gotas de rocío

Si esto es lo que puede verse desde el Portazgo sin apearse del coche, imagínense qué se verá subiendo a Peña Entorcal, que se halla justo a sus espaldas y 250 metros más alta, a 1.540 sobre el nivel del mar.

Casi más sorprendente que el panorama que se disfruta desde este estribo meridional de la cuerda de las Cabrillas es la circunstancia de que, distando apenas dos kilómetros en línea recta del centro del pueblo, se encuentre tan alejado de las habituales rutas excursionistas como lo está el hombre de los horarios que fija mamá naturaleza. De hecho, nosotros, que habremos pasado no menos de mil veces por el Portazgo, la descubrimos el otro día.

Quienes deseen hacer suyo este descubrimiento, deberán salir de Navacerrada por la calle de Álvaro Iglesias -la del cementerio- y subir unos 20 o 30 metros por la carretera de Colmenar (M-607) para desviarse allí mismo a la derecha por una pista de tierra cerrada al tráfico con barrera que les conducirá en un cuarto de hora hasta el embalse del arroyo del Chiquillo. Chiquito es el estanque, pero de una belleza enorme, orlado como está de robles y sauces que alegran en otoño el verde uniforme de los circunstantes pinares.

En este punto, los caminantes dejarán la pista principal para seguir un corto ramal que bordea el embalse por la izquierda y continuar aguas arriba por una senda que poco a poco va desdibujándose, hasta que se pierde. No les quedará entonces más remedio que buscar paso por el jaral y luego por el pinar, sin apartarse mucho del arroyo, hasta salir, cumplida una hora de marcha, a un buen camino que discurre casi horizontal por la cabecera del barranco.

Siguiendo este camino hacia la izquierda, los excursionistas desembocarán en una cerrada curva de la pista forestal que va del Ventorrillo a la Barranca, la cual habrán de ignorar para seguir por el primero, descendiendo ahora suavemente hasta llegar, como a una hora y media del inicio, a un roquedo que asoma por entre los pinares de Peña Entorcal.

Desde allí verán, con el sol aún no muy alto, los tejados de pizarra del pueblo brillando como gotas de rocío en el no menos deslumbrante marco que forman la plata del embalse de Navacerrada y el oro de los robles de la Peña del Sol y la Golondrina.

Unos 200 metros más adelante de este mirador, los paseantes habrán de abandonar el camino que traían y bajar a la izquierda por otro mucho más empinado. Sin perder de vista las flechas de pintura azul con que está señalizado, virarán después a la izquierda, rodearán un depósito de agua y continuarán descendiendo, ahora con menos brusquedad, hasta el embalse del arroyo del Chiquillo.

Una ruta de dificultad media

- Dónde. Navacerrada dista 52 kilómetros de Madrid si se va por la carretera de A Coruña (A-6) hasta Villalba y luego por la M-601, y 57 por la de Colmenar (M-607). En el kilómetro 57,400 de esta última, nada más pasar el desvío a la Barranca y la entrada norte de Navacerrada, sale a mano derecha la pista de tierra por la que hay que echarse a andar monte arriba en busca de Peña Entorcal. - Cuándo. Ruta circular de seis kilómetros y unas dos horas y media de duración, con un desnivel acumulado de 360 metros. Es una excursión de dificultad media, pues la subida por el barranco del arroyo del Chiquillo se realiza prácticamente a campo traviesa y entre espesa vegetación. No se recomienda realizar la marcha en días de climatología adversa. - Quién. La Oficina de Turismo de Navacerrada (Cuartel, 2; teléfono 91 856 03 08) nos ayudará a resolver cualquier duda sobre ésta y otras rutas que deseemos emprender por los alrededores del pueblo. - Y qué más. Cartografía: mapa Sierra de Guadarrama, a escala 1:50.000, de La Tienda Verde (Maudes, 23 y 38; teléfono 91 534 32 57); en su defecto, hoja 18-20 (Cercedilla) del Servicio Geográfico del Ejército o la equivalente (508) del Instituto Geográfico Nacional.

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