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Reportaje:

El año fiscal más complicado para el ahorrador

El inversor debe valorar los cambios tributarios previstos para 2003 y la conveniencia de aflorar las pérdidas acumuladas

Las decisiones para pagar 'lo justo' a Hacienda han de tener en cuenta las ventajas que a partir del próximo año disfrutarán ahorradores e inversores. Además, con un ejercicio de pérdidas generalizadas para las inversiones con riesgo es obligado hacer números por si es posible que Hacienda asuma, a efectos fiscales, parte de nuestras pérdidas. Numerosos condicionantes que convierten a este ejercicio en el más complicado.

El año 2002 está lleno de novedades en materia de planes de pensiones, únicos productos financieros con ventajas fiscales inmediatas
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Es éste un buen momento para 'hacer números'. Números para conseguir reducir la factura fiscal que habrá que abonar, con cargo al año 2002, en los próximos meses de mayo-junio. El objetivo es pagarle a Hacienda sólo 'lo justo'. Pero este ejercicio teórico se presenta este año más difícil que nunca. Es cierto que, en principio, se puede tomar como base para preparar la próxima declaración la presentada, con cargo al ejercicio 2.001, la pasada primavera. No hay que olvidar, sin embargo, algunos importantes cambios aprobados a principios de 2002 entre los que destacan los relativos a los planes de pensiones. Tampoco hay que dejar pasar el hecho cierto de que los particulares están cosechando pérdidas prácticamente de forma general en sus inversiones financieras.

Por último, y como más relevante, no se puede obviar que en enero de 2003 entrará en vigor un nuevo IRPF que modifica radicalmente el tratamiento fiscal de los fondos de inversión, de los seguros, de las stock options..., además de que establece una rebaja de los tipos impositivos. Se pasa de unos tipos marginales entre el 18% y el 48% (seis tramos en la escala) a otros entre el 15% y el 45% (cinco tramos en la escala tarifaria).

El año 2002 está lleno de novedades en materia de planes de pensiones, únicos productos financieros que ofrecen ventajas fiscales inmediatas al reducir los impuestos a pagar por las aportaciones anuales. Se han suprimido los límites porcentuales del 25% o del 40% cuando las personas son mayores de 52 años. Se mantienen los límites absolutos de 7.212 euros. A partir de los 52 años, el particular puede aumentar su volumen de aportaciones a planes de pensiones a razón de 1.202 euros por cada año que exceda de esta edad de referencia.

Se puede llegar así hasta un importe máximo de 22.838 euros para partícipes de 65 o más años de edad. No es necesario obtener rentas procedentes de rendimientos del trabajo o de actividades económicas para poder realizar aportaciones a planes de pensiones. Se admiten, por tanto, las rentas del capital. En los planes de pensiones de empleo se han suprimido los límites porcentuales para las aportaciones a favor de los empleados. Se ha eliminado el límite conjunto para planes individuales y de empleo. Y, por último, se ha elevado considerablemente el importe permitido de las aportaciones a los planes de pensiones a favor de personas con minusvalía.

Sacar las pérdidas

¿Por qué las pérdidas generalizadas que están acumulando las inversiones con riesgo (las vinculadas a los mercados de valores) pueden condicionar una declaración de renta? Pues por la sencilla razón de que los particulares han de plantearse seriamente si conviene o no hacer efectivas dichas pérdidas para que al menos Hacienda se quede con parte de ellas. Es más que importante tener en cuenta la gran diferencia fiscal que existe entre las disminuciones de patrimonio (pérdidas o minusvalías) obtenidas en operaciones con menos de un año de antigüedad y las registradas en operaciones con más de doce meses de vida.

En muchos casos, la pregunta a plantearse será si se recuperarán los mercados financieros lo suficiente para que compense esperar un tiempo para deshacer posiciones aun a riesgo de perder las ventajas tributarias que supone liquidarlas antes de que pasen 12 meses.

El 1 de enero de 2003 entrará en vigor la segunda gran reforma tributaria del Gobierno del PP. Habrá rebaja de tipos impositivos, aumentarán las reducciones por rendimientos del trabajo, se ampliarán los mínimos personales... Por lo que respecta al ahorro, la nueva normativa permitirá que los inversores trasladen su dinero de un fondo de inversión a otro sin por ello tener que pagar impuestos por las ganancias (plusvalías o incrementos de patrimonio) obtenidas.

Cuando los beneficios en fondos de inversión (o en acciones, o por venta de inmuebles) sean realmente efectivos tributarán, si cuentan con más de un año de antigüedad, al 15% frente al 18% que rige en la actualidad.

Cuando un particular ejercite de forma completa su plan de opciones sobre acciones, teniendo éstas no sólo una antigüedad superior a los dos años sino también carácter de renta irregular tendrá derecho a reducir las ganancias obtenidas en un 40% al incluirlas como rendimientos del trabajo en su correspondiente declaración de renta. Esta reducción general es, en la actualidad, del 30%.

La diferencia es más que sustancial. Y aún lo puede ser más si el plan de opciones es general para todos los trabajadores de una empresa. En este caso, en 2003, se duplican los límites de reducción hasta un máximo de 36.000 euros anuales libres de impuestos.

Ventajas de 2003

De forma general, contratar un seguro de vida seguirá el próximo año sin suponer tener alguna ventaja fiscal a corto plazo. Sin embargo, a las prestaciones percibidas en forma de capital procedentes de determinados contratos de seguros les resultarán de aplicación en e 2003 tan sólo dos tipos de porcentajes de reducción: el 40% para las que correspondan a primas satisfechas con más de dos años de antelación a la fecha que se perciban y el 75% para las que correspondan a primas satisfechas con más de cinco años de antelación.

En 2002, estos coeficientes son tres: 30% para primas con menos de dos años de antigüedad, 65% para las que cuenten con una antigüedad superior a cinco años y 75% sólo si se han superado los ocho años desde que se suscribió el seguro.

De forma general, los rendimientos del capital (entre ellos los que se obtienen a través de las imposiciones o depósitos) se gravarán, según el nuevo IRPF, al tipo marginal de cada contribuyente, que oscilará entre el 15% y hasta el 45%. Sólo se aplicará una rebaja del 40% (frente al 30% actual) sobre el importe de los rendimientos cuando éstos se perciban en un plazo superior a los dos años.

Menos impuestos vía pensiones

Los particulares menores de 52 años pueden en el año 2002 aportar a uno o varios planes de pensiones hasta 7.212,15 euros. Una vez superada esta edad, y por cada año de más que tenga el trabajador hasta los 65 años, se puede destinar a estos productos financieros 1.202,02 euros anuales adicionales, con el tope máximo de 22.838,46 euros. Agotar al límite estas posibilidades tiene unas inmediatas ventajas tributarias. Estas aportaciones reducen la base imponible (ingresos totales) sobre la que se calculan los impuestos a pagar. Así, por cada 1.000 euros de aportación se consiguen, en función de la situación económica de cada contribuyente, ahorros fiscales que oscilan entre 180 y 480 euros.Al rescatar (hacer efectivo) un plan de pensiones en forma de capital (se recupera el dinero en un único pago) tan sólo se pagan impuestos por el 60% del dinero recuperado si la primera aportación tiene más de dos años de antigüedad. Esta norma es válida para el ejercicio 2002 y también lo será en 2003. La diferencia entre hacer efectivo el plan de pensiones éste o el próximo año es que, al bajar los tipos impositivos en el año 2003, los impuestos a pagar por el saldo que sí tributa son algo inferiores.

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